Compositor protestante por antonomasia, Bach era un gran conocedor de la teología como deja de manifiesto su biblioteca en la que las diversas ediciones de la Biblia aparecen anotadas de su puño y letra para indicar cuestiones de carácter musical y espiritual. Entre sus composiciones, ésta es una de las que más aprecio. Es un canto, dulce, suave, melódico y, a la vez, atrayente, entonado para que la gente que lo escucha no se duerma sino que despierte con el corazón lleno de gozo.
Inicialmente, su objetivo es recordar que un día Jesús el mesías regresará y que con voz potente hará que los muertos en él despierten y se levanten para ir a su encuentro (I Tesalonicenses 4: 16-17). Sin embargo, la canción también es una invitación a despertar para todos aquellos que ahora mismo están espiritualmente dormidos.
No tengo la menor duda de que nuestra sociedad está sumida en un sueño inquieto y desasosegante que puede convertirse en espantosa pesadilla. No puede ser, pues, más oportuna la invitación a despertar para recibir la luz que no puede dar ninguna instancia humana sino sólo Dios.
Personalmente, ambos llamamientos me parecen indispensables. Primero, a sacudirse el sueño inducido en que se encuentran casi todos y que cada vez es más insoportable para que, despiertos, puedan ser iluminados por Jesús. Segundo, a esperar aquel día en que Jesús vendrá a recogernos para que estemos siempre con él. En los dos casos, uno de los efectos es una alegría pacífica o una paz alegre que los que la conocemos consideramos un regalo además de inmerecido imposible de comparar y que contrasta enormemente con la tristeza gris que rodea a la sociedad incluso en no pocas de sus manifestaciones espirituales.
Permítaseme ahora de manera indiscreta formular dos preguntas al paciente lector. Primera: ¿estás despierto para que Jesús te de su luz?. Segunda: si Jesús viniera hoy a recoger a los suyos, como anuncian las Escrituras, ¿te encontrarías entre ellos? Merece la pena reflexionar mientras escuchas este fragmento de una coral maravillosa. He escogido dos versiones. La primera, de la London Simphony Orchestra, es instrumental. La segunda, interpretada por el Sidneyan Bach Choir, está cantada tal y como pensó Bach. Disfruten de ambas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí está la versión instrumental de la London Simphony Orchestra
Y ésta es la versión coral de la Sidneyan Bach Choir