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Miércoles, 13 de Noviembre de 2024

Pablo, el judío de Tarso (XXII): El concilio de Jerusalén (I): las circunstancias [1]

Domingo, 7 de Mayo de 2017
Las primeras consecuencias de aquel escrito no se hicieron esperar. En torno al año 49, es decir apenas unos meses después de la redacción de la carta a los Gálatas, la cuestión de la relación entre los gentiles y la ley volvió a plantearse en Antioquía.

Algunos judeo-cristianos de Palestina sintieron una preocupación tan honda por el problema como para desplazarse hasta Antioquía e intentar imponer lo que consideraban que serñia una solución óptima para el problema. Al parecer, los mencionados judeo-cristianos eran de origen fariseo (Hch 15, 5) y cabe al menos la posibilidad de que aún siguieran formando parte de alguna hermandad de esta secta.

De acuerdo con la fuente lucana, la insistencia del partido de la circuncisión en favor de su postura terminó por crear tal malestar en la comunidad antioquena que ésta optó por enviar una delegación a Jerusalén - en la que Pablo y Bernabé parecen haber tenido un papel relevante - para solventar el conflicto. Lo que allí se decidió resultaría esencial en el desarrollo posterior del judeo-cristianismo, en particular, y del cristianismo, en general.

El denominado concilio de Jerusalén es un suceso al que la fuente lucana dota de una significación absolutamente esencial, [2]similar a la que otorga a la visita de Pedro a la casa de Cornelio y a la conversión de Pablo. Sustancialmente coincidimos con ese punto de vista. El mismo aparece descrito como una reunión de apóstoles sin determinar cuantos de ellos estaban presentes y citando sólo alguno de los nombres - y ancianos de la comunidad jerosilimitana cuya finalidad era zanjar de manera definitiva la cuestión de los términos en que un gentil podía ser admitido en el seno de la comunidad (lo que implicaba una referencia al tema de la circuncisión), así como el grado de contacto social que podía existir entre judeo-cristianos y gentil-cristianos. De acuerdo a la fuente lucana, el concilio fue precedido por un informe de Pablo y Bernabé acerca de la misión entre los gentiles en Chipre y Asia Menor, aunque ninguno de los dos pudo participar de manera activa en la reunión subsiguiente.

La fuente - o fuentes - reflejada en el libro de los Hechos parece dotada de una notable claridad y precisión a la hora de describir el evento y, de hecho, los problemas de comprensión surgen sólo cuando se pretende identificar lo narrado en Hechos con lo relatado por Pablo en Gál 2, 1-10, donde se habla de un encuentro de éste y Bernabé con los tres pilares de la iglesia jerosilimitana: Santiago, Pedro y Juan. Sin embargo, de una lectura simple de las fuentes se desprende con facilidad que los sucesos recogidos en Gál 2, 1-10 y Hechos 15 son dos acontecimientos distintos e independientes. Las razones para esta interpretación pueden resumirse de la siguiente manera:

 

a) El tema de discusión. Mientras que en Gál 2, 1-10 el objeto del encuentro fue la delimitación de zonas de misión - Pablo y Bernabé entre los gentiles, Pedro entre los judíos - y parece dudoso que se llegara a hablar de la circuncisión [3]. El episodio relatado en Hechos 15 relata, por el contrario, una reunión relacionada de manera casi exclusiva con este tema y en la que no se abordó la discusión sobre la adscripción de competencias en la misión.

 

b) Los protagonistas. Mientras que en Gál 2, 1-10 se nos habla de una reunión privada (Gál 2, 2) en la que habrían estado sólo Pablo y Bernabé, por un lado, y los dirigentes jerosilimitanos por otro; en Hch 15 nos hallamos con una conferencia pública (Hch 15, 12 y 22) en la que ni Pablo ni Bernabé participaron de manera directa.

 

c) El momento. Por último, como ya vimos, Pablo menciona en Gálatas 1 y 2 varias visitas a Jerusalén que excluyen la posibilidad de que los dos relatos se refieran al mismo episodio. La primera visita fue tres años después de su conversión y corresponde con el episodio narrado en Hch 9, 26-30. En el curso de la misma estuvo con Pedro quince días (Gál 1, 18-19), pero no vio a ningun otro apóstol salvo a Santiago, “el hermano del Señor”. La segunda visita – que se produjo catorce años después acompañado de Bernabé y Tito (Gál 2, 1 ss). Corresponde, como ya señalamos en un capítulo anterior, al relato recogido en Hch 11, 30 y es en el curso de la misma cuando se produjo una división del área de misión, pero, en absoluto, se nos menciona nada similar a lo narrado en Hch 15.

 

d) La conclusión. Mientras que el episodio de Gálatas no hace referencia a ninguna solución dispositiva final, el de Hch 15 sí contiene la misma - como veremos más adelante - y ésta se halla bien atestiguada históricamente por otras fuentes como el Apocalipsis (2, 14 y 20), Tertuliano (Apologia IX, 13) y Eusebio (HE, V, 1, 26). No parece que el mismo fuera ya entendido correctamente por los mencionados Padres - por ejemplo, en relación con los mandatos del pacto con Noé - pero la referencia al mismo indica que venía de antiguo y que su origen tenía la suficiente autoridad como para que no se considerara abrogado. Razones muy similares, sin duda, debieron llevar al autor de Hechos a recogerlo en su texto, lo suficiente como para atribuirle un origen muy antiguo y, dada su aparente ambigüedad, apostólico. Tales notas encajan perfectamente con la aceptación de un concilio como el descrito en Hch 15, pero son imposibles de admitir si pensamos que la entrevista de Gálatas y Hch 15 se refieren al mismo episodio.

 

De las enormes diferencias entre los dos episodios algunos han desprendido o que la fuente lucana recoge el mismo suceso, pero lo narra peor – lo que como hemos visto es imposible dadas las enormes diferencias entre los dos y la imposibilidad de armonizarlas - o que el episodio de Hechos 15 es falso y, en realidad, sólo aconteció lo narrado en Gálatas 2, 1 ss - lo que colisiona con la universalidad de aceptación de los mandatos de Hechos 15 que describiremos más adelante en este capítulo. Lo cierto es que ambos puntos de vista parecen partir de una presuposición bien discutible - o la falsedad del relato lucano o la necesidad de identificar éste con lo mencionado en Gálatas, una fuente paulina escrita antes del episodio de Hechos 15 - que ni es cuidadosa en la crítica de fuentes ni les hace justicia, porque éstas resultan armónicas. De hecho, Pablo coincide totalmente con la fuente lucana en todas las visitas realizadas a Jerusalén con anterioridad a la mencionada en Hechos 15. Esta última, sin embargo, no es mencionada en Gálatas porque todavía no había tenido lugar. Tal circunstancia cronológica explica asimismo que el episodio sobre la comunión con los gentiles – disputa con Pedro, etc [4]. Otra tercera opción es la de admitir que ambos episodios son distintos, pero que la entrevista de Gálatas tuvo lugar en privado inmediatamente antes de la reunión pública de Hechos 15 [5]. Precisamente por ello, la carta a los Gálatas reconoce la tensión con Pedro - pese a los frutos de la entrevista recogida en Hechos 11 – y no menciona el concilio de Jerusalén, sino que recurre a la elaboración teológica para abogar en favor de la justificación por la fe, que excluye la idea de una salvación por obras y exime a los gentiles de la circuncisión.

 

Con posterioridad a la redacción de Gálatas, el problema no sólo no se solventó sino que incluso se agudizó con la visita de los jerosilimitanos partidarios de la circuncisión (Hch 15, 5). Tal episodio obligó, finalmente, a pedir ayuda a Jerusalén en la resolución del conflicto y fruto de ello es precisamente el concilio que tuvo lugar en esta ciudad.

 

CONTINUARÁ

[1] Sobre este episodio, véase: H. Lietzmann, “Der Sinn des Aposteldekretes und seine Textwandlung” en ”Amicitiae Corolla presented to J. R. Harris”, ed. H. G. Wood, Londres, 1933, pgs. 203 ª1; K. Lake, “The Apostolic Council of Jerusalem” en ”Beginnings”, I, 5, Londres, 1933, pgs. 195-212; M.

Dibelius, “The Apostolic Council” en ”Studies in the Acts of the Apostles”, Londres, 1955, pgs. 93-111; B. Reicke, “Der geschichtliche Hintergrund des Apostelkonzils und der Antiocheia-Episode”, en Studia Paulina in honorem J. de Zwaan, ed. J. N. Sevenster y W. C. van Unnik, Haarlem, 1953, pgs. 172-87; E. Haenchen, “Quellenanalyse und Komposi­tionsanalyse in Act 15” en Judentum, Urchristentum, Kirche: Festschrift für J. Jeremias, ed. W. Eltester, Berlín, 1964, pgs. 153-64; M. Simon, “The Apostolic Decree and its Setting in the Ancient Church” en ”Bulletin of John Rylands Library”, Manchester, 52, 1969-70, pgs. 437-60; G. Zuntz, “An Analysis of the Report about the Apostolic Council” in ”Opuscula Selecta”, Manchester, 1972, pgs. 216-49; T. Holtz, “Die Bedeutung des Apostelkonzils für Paulus”, en ”Novum Testamentum”, 16, 1974, pgs. 110-48; D. R. Catchpole, “Paul, James and the Apostolic Decree” en ”New Testament Studies”, 23, 1976-7, pgs. 428-44; E. Bammel, “Der Text von Apostelgeschichte 15” en ”Les Actes des Apotres, Bibliotheca Ephemeridum Theologicarum Lovaniensium”, 48, ed. J. Cremer, Gembloux-Lovaina, 1979, pgs. 439-46; A. Strobel, “Das Aposteldekret als Folge des Antiochenischen Streites” en ”Kontinuitat und einheit: Festschrift für F. Mussner”, ed. P.G. Müller y W. Stenger, Friburgo, 1981, pgs. 81-104; R. Kiefer, ”Foi et justification a Antioche. Interpretation d’un conflit”, París, 1982; C. K. Barrett, “Apostles in Council and in Conflict” en ”Freedom and Obligation”, Londres, 1985, pgs. 91-108; P. J. Achtemeier, ”The Quest for Unity in the New Testament Church”, Filadelfia, 1987; R. Aguirre, ”La iglesia de Antioquía de Siria”, Bilbao, 1988, pgs. 33 ss.

 

 

[2] Según F. F. Bruce, ”The Acts of the Apostles”, Grand Rapids, 1990, pg. 282

[3] En el mismo sentido, ver: T. W. Manson, ”Studies in the Gospels and Epistles”, Manchester, 1962, pgs. 175-6; B. Orchard, “A New Solution of the Galatians Problem” en ”Bulletin of John Rylands library”, 28, 1944, pgs. 154-74; Idem, “The Ellipsis between Galatians 2, 3 y 2,4” en ”Biblica”, 54, 1973, pgs. 469-81; M. Hengel, Acts and the History of

Earliest Christianity, Filadelfia, 1980, p. 117.

[4] Se han propuesto otras alternativas a las de esta secuencia cronológica y así algunos han

fechado la discusión de Gálatas 2, 11-14 antes de la conferencia de 2, 1-10, ver: T. Zahn, Der Brief des Paulus an die Galater, Leipzig, 1922, p. 110; H. M. Feret, Pierre et Paul á Antioche et á Jérusalem, París, 1955; J. Munck, Paul and the Salvation of Mankind, Londres, 1959, pgs. 100-3. W. L. Knox considera, por el contrario, que la controversia de Antioquía entre Pedro y Pablo es anterior al primer viaje misionero de éste y que, de hecho, fue causa del mismo, ver: The Acts of the Apostles, Cambridge, 1948, p. 49. La tesis plantea enormes problemas como sería el del enfrentamiento de un Pablo desconocido con un Pedro de enorme relevancia.

 

[5] En ese sentido: J. B. Lightfoot, St. Paul’s Epistle to the Galatians, Londres, 1865, pgs. 125-6; H. N. Ridderbos, The Epistle of Paul to the Churches of Galatia, Grand Rapids, 1953, pgs. 78-82. Tal posibilidad choca con la seria objeción de que de haber sido así Pablo hubiera utilizado tal argumento al escribir a los gálatas, ver: F. F. Bruce, The Acts of the Apostles, Nueva York, 1990, pg. 283.

 

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