Radio Solidaridad me ofreció además el equipo con el subdirector incluido. Yo habría preferido contratar a alguna persona que yo conociera, pero no disponía de recursos. Ya son ustedes conocedores de que no gano un céntimo con este programa y además costeo los gastos de los colaboradores. Fue entonces cuando Radio Solidaridad me ofreció a Antonio Resco que tenía experiencia en programas locales de COPE. Como me gusta que las cosas se hagan de la mejor manera, Antonio y yo grabamos más de una quincena de números cero antes de saltar por primera vez al aire. Debo decir que no me decepcionó lo más mínimo. No sólo eso. A medida que iban pasando los programas, fui descubriendo que era el mejor subdirector de entre todos los que he tenido. Desde luego, no me consta – como me sucedió con dos – que tratara con un desprecio intolerable a la gente de la redacción y, a diferencia de otros dos, tenía bastante idea de lo que hacía. En las últimas semanas, Antonio llegó incluso a rayar la perfección que le es dado alcanzar a los simples mortales. Estaba más que contento con él. Así llegamos a la última emisión del viernes pasado.
Acababa de despedir a la actriz a la que había entrevistado en la sección de Candilejas y estaba desenado un buen fin de semana al resto del equipo cuando Antonio Resco me dijo que no me desconectara porque tenía que hablar conmigo. Pensé yo que se referiría a los ajustes que tendremos que hacer durante los días que, Dios mediante, voy a pasar en China, pero no fue así. Antonio me comentó que había recibido una muy buena oferta de empleo y que no tenía más remedio que aceptarla. Le felicité y entonces me dijo que empezaba este lunes en su nuevo trabajo. En otras palabras, con un fin de semana por medio, me quedaba sin un subdirector que además realizaba las tareas de productor. De todo corazón le deseé lo mejor en su futuro cometido y nos despedimos.
No deseo ocultar que Antonio Resco ha sido un magnífico elemento en el equipo de La Voz. Su trabajo ha ido de bien a mejor y, ciertamente, será muy muy difícil no echarlo de menos, algo que, lamentablemente, no puedo decir de otros subdirectores que han estado a mis órdenes. Creo además que no hay que afearle su decisión porque en este tiempo de crisis, los pasos que se dan no son muchas veces los que se desean sino los obligadas, por ejemplo, para mantener a la familia. Antonio tiene esas responsabilidades y comprendo que para él resulten prioritarias. Por otro lado, como he dicho en no pocas ocasiones, no espero que el resto del mundo actué como yo en determinadas situaciones.
Imagino que los lectores y los oyentes estarán preguntándose qué va a suceder el lunes por la noche cuando deba emitirse el próximo programa de La Voz. Sinceramente, no tengo la menor idea. No lo sé. Sí debo decir que espero que todo se solucione en las próximas horas y que confío resueltamente en que Dios proveerá.
Querido Antonio Resco, muchas gracias por tu trabajo que fue excelente y mucha suerte en tu nuevo empeño. A él y a todos ustedes les deseo que Dios los bendiga.