Permítaseme explicarme. El 27 de diciembre de 626, Mahoma inició a una campaña militar que duró hasta finales de enero de 627 y en la que derrotó a los Banu-l-Mustaliq. Parte del botín conseguido eran doscientas mujeres entre las que se hallaba Shuwayriyya bint al-Harit b. Dirar al-Juzai, una hija, muy bella, del jefe de la tribu derrotada. Mahoma la rescató de su dueño, Tabit b. Qays, y aquella misma noche, en la tienda de campaña, mantuvo relaciones sexuales con ella. El comportamiento seguido por Mahoma provocó que sus seguidores manifestaran el deseo de acostarse también con sus prisioneras, algo que el profeta del Islam autorizó. La única condición que puso Mahoma fue que sus hombres se sometieran a una práctica que sería denominada azl y que consistía en no eyacular en el interior de la vagina de las cautivas para evitar que quedaran embarazadas. Cuando, poco después, unos enviados de los Banu Mustaliq visitaron Yatrib, la capital del islam a la sazón, con la intención de rescatar a las mujeres capturadas, se encontraron con el hecho de ya habían sido poseídas sexualmente por los adeptos de Mahoma. El azl no fue un hecho pasajero sino que se convirtió en norma habitual de conducta del ejército de Mahoma. Así, por ejemplo, tras una expedición concluida en el mes de ramadán (diciembre-enero) de 629-30, las mujeres fueron también repartidas entre los seguidores de Mahoma y violadas en su casi totalidad aunque procurando que no quedaran preñadas. La peculiar institución se consagraba definitivamente. Semejantes hechos – sobrecogedores, sin duda – no tendrían más relevancia que la meramente histórica si no fuera porque el islam considera a Mahoma el ejemplo de todas las acciones humanas y modelo esencial de conducta. En otras palabras, de la misma manera que Jesús es el camino de la perfección espiritual para los cristianos; para los musulmanes, esa referencia es la enseñanza y la vida de Mahoma. La diferencia estriba en que mientras que seguir hasta el final a Jesús podría traducirse en el martirio y el perdón a los enemigos, en el caso de Mahoma, incluiría la poligamia, el matrimonio con niñas, la violencia, el botín y la violación de las cautivas. En vez de sorprenderse, sería ideal que algunos simplemente estudiaran.