Creo que ustedes me comprenderán. En estos ocho días, he dado una decena de conferencias sobre diversos temas; he sido entrevistado durante espacios entre cuarenta y cinco minutos y una hora por cerca de una decena de medios incluidos los programas más importantes de la televisión de Honduras y, en intervenciones más breves, he atendido a una veintena de medios más en su mayoría televisiones. Entre los que han tenido la gentileza de escucharme ha habido estudiantes e intelectuales, clérigos y empresarios, gente jovencísima y ancianos. El viernes – último día de mi estancia en Honduras – fue impresionante y revelador del desarrollo de este periplo. A las cinco de la mañana en pie para la ducha; a las siete programa de televisión de una hora; a las diez, conferencia en la UNITEC, una de las universidades más relevantes – y modernas – de Honduras con la presencia de la decana y de un magnífico maestro de ceremonias y una entrega de diploma; a la una, en el aeropuerto. Luego trece horas de viaje, saltando de aeropuerto centroamericano en aeropuerto centroamericano – Tegucigalpa, Managua, El Salvador - hasta llegar a Estados Unidos. Podía haber sido un vuelo directo y agradable de sólo dos horas, pero, al parecer, hay gente que no sabe ni sacar un billete de avión ni aunque, como es mi caso, se le dieran instrucciones directas. Las más de veinticuatro horas de viaje perdidas entre la ida y la vuelta aceptémoslas con una sonrisa dado cómo ha ido el viaje.
Porque los nombres de mis anfitriones en los medios pueden deducir los hondureños lo que fue todo – Carlos Medrano en Foro Canal-6; Jorge Aldana – tremendo Jorge – en Foro Honduras; Juan Ramón Martínez, fino intelectual, que me dedicaría el viernes su columna de La Tribuna y, como colofón, Renato Álvarez y suFrente a frente donde aparecieron también formulándome preguntas Mario Fumero, conocidísimo por su labor en favor de los marginados en Honduras, y César Indiano, escritor que sabe, como otros escritores, lo que es ser represaliado por el poder. Añadan dos páginas en El Roí – donde la entrevista la llevó a cabo durante más de dos hora Josué Joel Sobalvarro, un profesor de hebreo con bibliografía a sus espaldas y no el último becario caído de una facultad a una redacción – y el cuadro lo tendrán casi completo.
Es imposible que recuerde los nombres de todos los que me entrevistaron, conversaron conmigo o demostraron su afecto durante esta gira. Con todo, deseo destacar tres nombres. En primer lugar, el de Beto, con el que me encontré tras dos décadas y que mostró una especial gentileza conmigo ocupándose de traslados y colaciones. Luego, Juan Cruz, verdadero padre de la idea de este viaje. Sólo Dios, él y yo conocemos las verdaderas características de su labor y de su comportamiento - imposible de olvidar - para conmigo. Con todo, si he de manifestar mi gratitud hacia alguien de manera especial por su profesionalidad, su dedicación y su buen hacer me tengo que quedar con Jessica Pavón. Tras años de destacada trayectoria en los medios de comunicación, Jessica se ocupa de la comunicación de la ASJ, una entidad a la que dedicaré mi último post sobre el viaje a Honduras. En mi caso concreto, debo decir que sin ella no hubiera tenido mi visita tanto eco mediático. ¡¡¡Todavía el día antes a mi regreso tuvimos nuevas solicitudes!!!
Ni que decir tiene que estoy muy contento y satisfecho del desarrollo del viaje. Hay invitaciones para el regreso y, con sólo tres horas de sueño y trece de viaje, no estoy en el mejor estado como para considerar nada debidamente, pero creo que no yerro al decir que, Dios mediante, las aceptaré y el año que viene estaré, de nuevo, en el territorio de Honduras, el que muchos consideran el país más peligroso del mundo.
CONTINUARÁ
Carlos Medrano, Jorge Aldana, Juan Ramón Martínez, Renato Álvarez… y tantos compañeros, muchas gracias