Con un parlamento hiperfragmentado, con dos partidos mayoritarios que han cosechado pésimos resultados – no lo neguemos – y con una suma de grupúsculos que ansían derribar el sistema, la responsabilidad es más necesaria que nunca. O PP y PSOE se ponen de acuerdo – quizá incluyendo a Ciudadanos – y forman una gran coalición o la situación puede deteriorarse de manera dramática y acelerada. La prima de riesgo está tensa como un violín, la deuda pública ronda – gracias a la pésima gestión de Montoro – el cien por cien del Producto Interior Bruto y cuando este año vuelva a subir el petróleo, la presión sobre la economía española se acercará a lo insoportable. La única salida es un gran acuerdo entre aquellas fuerzas que desean salvar el sistema y no aniquilarlo. Se trataría de un gran pacto de estado en el que se frenara de una vez por todas al nacionalismo catalán no mediante el fallido sistema montoril de entregarle decenas de miles de millones de euros que no le corresponden sino aplicando la ley. Se trataría de aportar racionalidad a un sistema administrativo imposible de costear, ineficiente y multitud de veces despótico. Se trataría de concluir las reformas laboral y de la Seguridad social antes de que el desempleo nos ahogue y el sistema de asistencia – saqueada su hucha - se colapse. Para dar credibilidad a ese programa ni Rajoy ni Sánchez pueden formar parte del gobierno. Ambos han conducido a sus partidos a resultados electorales pésimos – llamemos a las cosas por su nombre – y además no parecen contar con un programa claro de futuro más allá de balbuceos. Por responsabilidad, el “indecente” y el “miserable” – por citar la manera en que se calificaron recíprocamente – deben apartarse para que se forme una gran coalición con rostros nuevos. Por responsabilidad, ambos partidos tienen que frenar el nacionalismo catalán. Por responsabilidad, PP y PSOE tienen que evitar unas nuevas elecciones que significarían el desgobierno nacional durante medio año. Por responsabilidad, han de segar la hierba debajo de los pies de esa amenaza bolivariana que se denomina Podemos. Y es que si no actúan con responsabilidad, el panorama económico, prendido con los malos alfileres del gasto desaforado y la deuda desatada, se desbaratará y lo que veremos por las calles serán las milicias cuya legalización ya exigen algunos.