El día 8 ha llegado y yo regreso a estas entregas diarias. Ayer domingo, fue un día oneroso. Por un lado, no pude dormir más de un par de horas durante la noche del 6 al 7. El hermano de una muy querida amiga estaba entre la vida y la muerte y pasé ese tiempo nocturno orando y suplicando a otros que lo hicieran.
DE CESAREA A ROMA (I): Rumbo a Cesarea
Fue Lutero el autor de la frase precisamente en unos momentos en que la Reforma devolvía la música de los cultos al pueblo. Desde hacía siglos, como tantas cosas buenas, esa música había estado secuestrada en manos de clérigos manteniendo apartada a la gente que no formaba parte de esa casta privilegiada.
En estas fechas, desde hace tiempo, vuelvo a ver casi siempre dos películas: Muchas gracias, mister Scroooge – mi adaptación preferida de la Canción de Navidad de Dickens, quizá porque ha captado perfectamente el espíritu del original y además es un extraordinario musical - y ¡Qué bello es vivir!.
Cuando yo era niño – y, en términos históricos, de eso no hace tanto tiempo – Dickens era todavía un autor de referencia. Recuerdo haber visto en la Novela de TVE a Paco Valladares encarnando a su David Copperfield y la memoria también me trae una versión de Oliver Twist que, en su modestia de medios, resultaba excelente.
De Monterrey tengo que salir unas horas antes de lo previsto.
Hace ya muchos años que llegué a la conclusión de que sólo el fuego que produce el amor a la verdad hace que el corazón siga ardiendo mientras se atraviesa el camino de la soledad.