Estas Navidades falleció la hija única del general Franco. Unos días antes del fatal desenlace, La Razón me encargó un resumen de su vida. Aquí está.
Viví mis primeros años bajo la dictadura de Franco. No fueron los peores del régimen, pero la libertad de expresión no estaba entre sus virtudes. Cierto, la iglesia católica resultaba omnipresente, pero, en términos generales, la inmensa mayoría de la población participaba masivamente en ritos, fiestas y celebraciones que, en algunos casos, hace décadas, desaparecieron.
Se cuenta que Unamuno aprendió danés para poder leer en su lengua original a Kierkegaard. Lo creo. Yo mismo estudié ruso para leer a Solzhenitsyn en el idioma original y me adentré en el sánscrito para hacer lo mismo con la Baghavad Gita.
Estas Navidades falleció el gran actor español Pedro Osinaga. Escribí este artículo sobre él. Espero que lo disfruten.
El día 8 ha llegado y yo regreso a estas entregas diarias. Ayer domingo, fue un día oneroso. Por un lado, no pude dormir más de un par de horas durante la noche del 6 al 7. El hermano de una muy querida amiga estaba entre la vida y la muerte y pasé ese tiempo nocturno orando y suplicando a otros que lo hicieran.
DE CESAREA A ROMA (I): Rumbo a Cesarea
Fue Lutero el autor de la frase precisamente en unos momentos en que la Reforma devolvía la música de los cultos al pueblo. Desde hacía siglos, como tantas cosas buenas, esa música había estado secuestrada en manos de clérigos manteniendo apartada a la gente que no formaba parte de esa casta privilegiada.
En estas fechas, desde hace tiempo, vuelvo a ver casi siempre dos películas: Muchas gracias, mister Scroooge – mi adaptación preferida de la Canción de Navidad de Dickens, quizá porque ha captado perfectamente el espíritu del original y además es un extraordinario musical - y ¡Qué bello es vivir!.