Hemos llegado a los ataques contra el Nuevo Testamento y comenzamos con los Evangelios y su fiabilidad. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
El cine israelí no tiene la altura del americano, del indio o del ruso y, por añadidura, es poco conocido. Sin embargo, es origen de películas de enorme interés muy críticas – y veraces – sobre Oriente medio y aunque solo fuera por eso, dignas de verse. Baste decir que, por ejemplo, ese cine es bloqueado por comunidades judías en el extranjero – en Estados Unidos, sin ir más lejos – precisamente porque deja de manifiesto una realidad que no se corresponde con la propaganda. Un ejemplo de ese cine crítico, inteligente y realista es Sallah. Protagonizada por Topol – que saltaría a la fama internacional encarnado a Tevie en El violinista en el tejado – Sallah cuenta la historia de una familia de sefardíes procedentes del norte de África que llega a Israel y tiene que integrarse en su nuevo país. El guion – escrito por el humorista israelí Efraim Kishon – señala con un humor extraordinario la realidad de Israel. Nos encontramos con esos funcionarios que reciben a judíos americanos que han donado dinero para plantar árboles en Israel y a los que se enseña siempre el mismo lugar aunque cambiando pertinentemente el cartel con el nombre para satisfacer su vanidad; con esos políticos que visitan a los inmigrantes para comprarles el voto a cambio de regalos surgidos del presupuesto público; con esos burócratas sin corazón y, al parecer, sin cabeza; con ese socialismo – en este caso, el de los kibutzim – en el que el bien común no existe porque no existe el bien individual y donde la gente se suma ovejunamente a la masa y con un largo etcétera israelí que podría también ser universal y podría verse en la España o en los Estados Unidos de hoy en día.
El libro de Daniel ha sido objeto de ataques feroces a los que, de manera bien reveladora, se han sumado incluso supuestos cristianos. Según esa tesis, se trataría de una obra pseudoepigráfica, escrita en el siglo II y sin el menor atisbo de ser profética. Lo cierto es que Daniel es lo que pretende ser: un libro profético cuyas profecías se cumplieron de manera extraordinaria, por ejemplo, en el siglo I. Aquí se lo dejo. Espero que lo disfruten. ¡¡¡God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Hace unos días, en Indianápolis. Jessica Doty Whitaker paseaba con su novio cuando se encontró con un grupo de Black Lives Matter que, como suele ser habitual, comenzó a increpar a los que no se sumaban sumisos a sus consignas.
La anterior entrega dejó en el aire la referencia de Jesús a que algunos de los presentes – a los que el anuncio de la muerte de Jesús no debió parecerles precisamente estimulante – verían el Reino antes de morir. La alta crítica se ha empeñado en contemplar en esa frase de Jesús un anuncio de su triunfo en breve y una prueba de que se equivocó. La verdad es que semejante hipótesis es absolutamente inaceptable.
La canción que traigo este sábado es un himno evangélico muy modesto, tanto que en muchos casos se ha limitado su canto a niños de la escuela dominical. Sin embargo, en sus líneas sencillas se percibe esa realidad que enseñó Jesús de que hay que ser un niño para entrar en el Reino así como otra afirmación de enorme relevancia. Es posible que la luz que tengamos sea pequeña y, en realidad, cuesta creer que no sea así, pero, a pesar de nuestra diminuta pequeñez, debemos hacer que brille. Aquellos que seguimos de corazón a Jesús como mesías tenemos como misión ser luz en medio del mundo y esa luz no se oculta sino que debe difundir su luminosidad (Mateo 5: 14-16).
Esta segunda sesión del seminario de teología contemporánea la dediqué a la Alta crítica atacando el libro del profeta Isaías. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Como otros años, llegan las vacaciones de La Voz y quien escribe en este blog también se las toma, eso sí, más tarde. Hasta que llegue ese momento, he decidido suprimir las secciones habituales de la semana – no las del sábado o el domingo que seguirán iguales – y sustituirlas por algunos seminarios que he impartido en el pasado. Así en estos días de julio, aparte de los artículos de actualidad de lunes y martes, contarán ustedes con dos seminarios muy concretos. El primero lo dediqué al estudio de la Teología contemporánea y el segundo se tituló Desenmascarando la izquierda. Espero que disfruten ambos. De momento, hoy les dejo la primera entrega del seminario de Teología contemporánea. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Como todas las guerras civiles, la guerra entre los estados ha tenido tratamientos bien diversos en el cine, pero, hasta hace relativamente poco, películas como Lo que el viento se llevó permitieron acceder a una visión de los vencidos que para algunos era molesta, pero que no andaba tan lejos de la realidad. Con todo, a mi juicio, la mejor película sobre la guerra entre los estados y la más claramente apegada a la realidad histórica es Dioses y generales. Dirigida por Ronald F. Maxwell sobre la base de una novela del mismo nombre escrita por Jeff Shaara, Dioses y generales relata el período de tiempo que va de la secesión de los estados sureños a la muerte del general sureño Stonewall Jackson tras la batalla de Chancellorsville. De hecho, la película concluye anunciando el enfrentamiento decisivo que tendría lugar en Gettysburg unos meses después.
Hace unos años, un conocido decidió emigrar porque estaba harto de sufrir la imposibilidad de prosperar en España y conocía de sobra la posibilidad de que le cayera encima algún esbirro de la Agencia tributaria para expoliarlo y luego cobrar su bonus. En el nuevo país, logró avanzar en su profesión y, muy pronto, se encontró escalando posiciones ligadas a sus resultados.