Esta semana coloco el último programa del Imperio rojo que ha conseguido sobrevivir. Creo que es uno de los mejores siquiera porque los invitados fueron de primerísimo orden.
Cualquier aproximación al cristianismo primitivo quedaría incompleta sin hacer referencia a Pablo de Tarso. No fue él – como insisten muchos – quien creó el cristianismo, pero sí que resultó un personaje esencial en su expansión en dos continentes. Este domingo, damos inicio a una serie sobre Pablo que se extenderá, Dios mediante, a lo largo de los próximos meses.
Para algunos, la vida del discípulo de Jesús es un camino lineal en el que no faltan retrocesos y caídas. Curiosamente, no son pocas las canciones góspel que insisten en que se trata más bien de un ascenso.
A lo largo de las entregas anteriores, nos hemos detenido en la inmensa tragedia que significó la destrucción del templo de Jerusalén, la desaparición del reino de Judá y el destierro a Babilonia. La tragedia fue anunciada por profetas como Habacuc, Jeremías y Ezequiel, pero el desenlace fue vivido de manera muy diferente.
Concluyo hoy la breve serie sobre mi último viaje a California. Debo hacerlo porque, de lo contrario, se me va a juntar con los próximos viajes que he de acometer, Dios mediante, en las próximas semanas. Señalé ya en entregas anteriores que en ese paraíso que es California, hay referencias continuas a España lo mismo por los cuadros de pintores españoles de sus colecciones que por los intentos de imitar la arquitectura colonial hispánica.
A lo largo de mi vida profesional he realizado centenares de entrevistas. Siempre he procurado que fueran de interés, pero, lógicamente, en unas ocasiones, el invitado ha sido de más relevancia que en otras. Es el caso de la entrevista que les traigo hoy.
La semana pasada tuvieron ustedes la posibilidad de ver uno de los episodios de la serie incompleta dedicada a la Historia de la Unión soviética. Esta semana, recuperamos otro de los programas, esta vez relacionado con la Segunda guerra mundial.
Aunque la decisión contra los minim tomada en Jamnia no significó el final del judeo-cristianismo, ya hemos visto cómo su existencia posterior nunca volvería a disfrutar del vigor de los primeros años. ¿Qué implicaciones tuvo la pérdida de importancia y posterior desaparición del judeo-cristianismo?