Resulta en ocasiones sorprendente descubrir la impresión tan absolutamente errónea que tiene el gran público de determinadas obras literarias. Estoy convencido de que para la inmensa mayoría la historia de Aladino y su prodigiosa lámpara no pasa de ser un relato para niños destinado única y exclusivamente al consumo infantil.
En 1929, en Wall Street se desencadenó una crisis financiera que golpeó a Estados Unidos y al resto del globo. Para 1933, resultaba obvio que gran responsabilidad de aquel episodio residía en la especulación desarrollada por las instituciones bancarias.
Por supuesto, en esa nueva vida guiada por el Espíritu Santo, la naturaleza humana no se vería cambiada del todo. Al contrario, se haría visible una y otra vez la tendencia al mal que acompaña a todo ser humano (Romanos 7, 7 ss), pero esa circunstancia no debería arrastrar a nadie ni a negar hipócritamente la realidad ni a desesperarse.
Para algunos, la vida del discípulo de Jesús es un camino lineal en el que no faltan retrocesos y caídas. Curiosamente, no son pocas las canciones góspel que insisten en que se trata más bien de un ascenso.
En la estación de tren de Nanjing, con unas dimensiones gigantescas, se contempla un letrero publicitario de contenido explícito y revelador.
Las enseñanzas de Confucio resultaban tan sencillas, tan prácticas y, a la vez, tan susceptibles de poder ser llevadas a la práctica sin ocasionar convulsiones que no resulta extraño que tuvieran una enorme influencia de manera casi inmediata.
Hace unos días pasé por El espejo, el programa al que me invita con regularidad su director Juan Manuel Cao. Fue un grato mano a mano en el que hablamos de la ONU, de su cubículo de derechos humanos y del traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén.
Constituye casi un tópico hablar del despegue económico chino, pero resulta inevitable. Si se exceptúa el cambio que trajo una revolución industrial nacida de la revolución científica provocada por la Reforma del siglo XVI, jamás en la Historia de la Humanidad se ha avanzado tanto en tan poco tiempo en el terreno económico.