Contemplo a mi interlocutor con pesar. Es bastante más joven que yo, pero se le nota cansado, abatido, me atrevería a decir que harto. “Me retiré de la política hace más de un año y créeme que no me arrepiento”, me dice apesadumbrado. Lo creo. “Es que es posible salirse de la política, ¿sabes?”, continua, “Hay momentos en que tienes que marcharte…”. Guardo silencio. “Lo de mi partido es para contar y no acabar…”, musita bajando la cabeza y, por un momento, me parece que puede romper a llorar.
Alberto Garzón, mitad del dúo dirigente de Unidos Podemos, ha afirmado hace unos días en España que el comunismo está de moda. Tiene lógica que así lo diga porque es el factótum de Izquierda Unida (IU), las siglas tras las que se cobijan desde hace años los restos del otrora poderoso PCE.
Me lo cuenta una amiga hispana, de esos que llegan a diario a los Estados Unidos en busca de libertad y de prosperidad aunque, en este caso concreto, no haya recalado en Miami. En una época de su vida, ya un tanto distante, tras llegar desde su cálido país en busca de mejor fortuna, trabajó en Michigan.
Garzón, la mitad del mando bifronte Unidos Podemos, se descolgó hace unos días señalando que “el comunismo está de moda”.
LOS PRIMEROS CRISTIANOS LA IDEOLOGÍA DEL JUDEO-CRISTIANISMO EN EL ISRAEL DEL SIGLO I (XXI): LA ESCATOLOGÍA (IV): Jesús, el único camino de salvación
En las últimas entregas, hemos tenido ocasión de detenernos en la vida de Jeremías. Sin duda, muchos le adjudicarían el gran papel de profeta en vísperas de la catástrofe. Sin embargo, esa calificación no resultaría del todo exacta.