Si el predicador ha dedicado los dos primeros capítulos a mostrar la vaciedad de la búsqueda de la sabiduría y del disfrute material “bajo el sol”, los capítulos 3 y 4 abordan un tema especialmente sensible como es el de la injusticia.
Procedía de la clase política de la monarquía parlamentaria y quizá por eso mismo la contemplaba con incontenible aversión. Algunos lo acusarían de ser sólo un resentido que deseaba vengarse de un rey distante.
Cuando se observa imparcialmente lo que fue la conquista del Perú y la subsiguiente explotación colonial, cuando se examina especialmente la suerte de una población indígena que fue explotada sin limitaciones y que se desplomó numéricamente no pudiendo recuperarse hasta el siglo XX y cuando se busca la razón de que aquella situación la pregunta que resuena es cómo pudo todo aquello ser posible.
Asentado al otro lado del Atlántico y disfrutando temperaturas mucho más benignas que las que atraviesa la piel de toro, me sobrecoge la noticia de la muerte de José Sazatornil “Saza”.
Los seguidores habituales de este muro me dispensarán por no poner el estudio bíblico esta semana y hacerme eco en su lugar de una situación relativa a la sanidad infantil que es digna de tenerse en cuenta.