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Martes, 1 de Octubre de 2024
César Vidal

César Vidal

El tren se va

Martes, 10 de Septiembre de 2019

Hace seis años, decidí exiliarme.  No voy a entrar a detallar las razones para dar ese paso doloroso.  Baste decir que me salvé de un atentado contra mi vida por apenas unas horas y que, a medida que ha ido pasando el tiempo, no me ha quedado la menor duda de que fue lo mejor. 

Aquel mito sandinista

Lunes, 9 de Septiembre de 2019

Lo que para otros fue la revolución rusa o la cubana, para mi generación fue la sandinista.  Quizá por eso no sorprenda que, con veintipocos años, marchara a Nicaragua para contemplar lo que, supuestamente, era una tercera vía popular frente al sistema capitalista y al soviético.

El anuncio de que el pueblo de Israel iba a quedar fuera de la misma manera que la higuera que lo simbolizaba y que no daba fruto puede parecer clara ahora.  No lo era, sin duda, en aquella semana de Pascua del año 30 d. de C..  Ahora sabemos que el templo de Jerusalén nunca ha sido reconstruido aunque no han faltado los intentos como el impulsado por el emperador Juliano que pretendía demostrar que el cristianismo era falso y que pensó que levantar de nuevo el santuario de Jerusalén invalidaría las profecías de Jesús y la credibilidad de su enseñanza.  También sabemos que, a pesar del derroche extraordinario de especulación que implica, el Talmud no se ha traducido en un regreso masivo de Israel al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.  Lo mismo puede decirse de los diferentes mesías judías desde Bar Kojba – aclamado como tal por el famoso rabino Akiva – hasta hoy pasando por Sabbatai Tzeví y tantos otros.  Incluso el mismo sionismo – y hay no pocos judíos que consideran que es una horrenda herejía secular que aparta al pueblo judío del único Dios – no se ha traducido jamás en un retorno al mensaje de las Escrituras.  Se mire como se mire, ni Jerusalén es ya la capital del pueblo judío – ni siquiera que lo sea del estado de Israel es un hecho sin discusión – ni cuenta con templo ni opera desde hace casi dos milenios el sistema de sacrificios ni la mayoría de los judíos anda a la busca de Dios.  Esos hechos, por amargos que puedan resultar, son innegables.  Pero ¿quién hubiera podido esperarlos, salvo Jesús, en aquellos días?  A decir verdad, sólo los que tuvieran fe en él. 

Take My Hand, Precious Lord

Sábado, 7 de Septiembre de 2019

Todos sabemos que, a lo largo de nuestra vida, se presentan momentos de dificultad.  En ocasiones, esa dificultad puede llegar incluso a lo dramático.  En momentos así, las respuestas son diversas.  Hay quien decide apoyarse en otros seres humanos y en instituciones.  Eso si es que no cae en la desesperación.    Sin embargo, algunos hemos experimentado a lo largo de nuestra existencia una alternativa diferente.  Independientemente de lo que puedan hacer los demás, sabemos que podemos volvernos hacia Dios y decirle:  Señor, toma mi mano.  Toma mi mano no para que yo te arrastre a mis deseos sino para que Tu me lleves hacia Tus propósitos.  Toma mi mano porque sin Ti guiándome me perdería.  Toma mi mano para que no la ponga donde no debo agarrándome a propósitos indeseados e indeseables. 

Mahoma (I): Introducción

Viernes, 6 de Septiembre de 2019

La figura de Mahoma continúa siendo una gran desconocida en Occidente.  Durante siglos, Mahoma sólo fue contemplado como el origen de un impulso enemigo que había ocupado partes enteras de Europa – desde la Península Ibérica a los Balcanes pasando por Sicilia – al que se entendió y presentó como un archihereje o como el mismo Anticristo.  Los golpes asestados por los ejércitos musulmanes eran ciertos y dolorosos, pero la visión que se tenía de Mahoma y del Islam era también, en no escasa medida, deplorable y falsa.  Se tardó siglos en traducir el Corán a cualquier lengua occidental y también durante siglos, los autores occidentales pudieron decir que los musulmanes adoraban a un ídolo de Mahoma – doble disparate en una religión monoteísta y que además prohíbe el culto a las imágenes – y vincularon su vida y su enseñanza exclusivamente con menciones a los harenes y la guerra. 

A decir verdad hubo que esperar prácticamente hasta el s. XIX, para que los acercamientos historiográficos a la figura de Mahoma se acometieran partiendo de criterios científicos.  Se analizó entonces con notable rigor el conjunto de fuentes relacionadas con Mahoma y el islam; se las sometió a la crítica histórica y, finalmente, se proporcionaron aportes ciertamente notables al estudio científico.  En paralelo a los intentos de biografiar a Mahoma, se abordaron cuestiones como el origen del Corán, su desarrollo o su contenido.   Se trató de una línea de trabajo que, ya en el siglo XX, contó con aportes hispanos como los de Cansinos Assens o Vernet, ambos, de manera bien reveladora, traductores tanto del Corán como de las Mil y una noches.   Ciertamente, en ninguno de ambos casos, sus biografías se adentraron en los terrenos de la crítica historiográfica, pero sí dieron, al menos, buena cuenta del contenido de las fuentes islámicas e intentaron acercar al personaje a un público hispano tradicionalmente hostil y que todavía hace unos años relataba chistes de dudoso gusto sobre Mahoma.

De manera bien reveladora, mientras que los estudios sobre Mahoma y el Islam han continuado desarrollándose de manera extraordinaria en el curso de la última década, no es menos cierto que, en el caso de España e Hispanoamérica, la mayoría de las nuevas biografías publicadas está teñida por una coloración irenista o incluso proselitista.   Así, o han aparecido biografías que orillan prácticamente todos los aspectos espinosos de la vida de Mahoma (K. Armstrong) o lo presentan simplemente desde la perspectiva del Islam de una manera totalmente acrítica (M. Lings) cuando no abiertamente propagandística (Tariq Ramadan).  Incluso, hemos llegado a ver textos donde Mahoma aparece absorbido en la Nueva Era (D. Chopra).         

El irenismo y el proselitismo tienen, sin duda, su interés desde una perspectiva sociológica e incluso psicológica, pero ninguna de las dos actitudes es propia de una investigación histórica seria y rigurosa.  Ésa es, por el contrario, la finalidad de esta serie que tiene como meta acercar la figura de uno de los grandes fundadores de religiones a un público que, verdaderamente, quiera conocer quién y qué enseñó Mahoma.

Mahoma es un personaje relevante desde una perspectiva historiográfica independientemente de fenómenos contemporáneos como el terrorismo islámico, la revolución iraní o la “primavera árabe”.   Ciertamente, todos ellos pueden estar inspirados, en mayor o menor medida, por Mahoma y su enseñanza, pero éstas ya resultaban de notable importancia muchos siglos antes.  Sin duda, un fenómeno de más de mil millones de personas que creen en Mahoma como el sello de los profetas posee una enorme importancia por si mismo.  Sin duda, no es posible analizar con propiedad situaciones como la Hermandad musulmana o Hamás sin conocer la enseñanza de Mahoma.  Sin duda, no está de más intentar comprender lo que creen – y, sobre todo, sienten – las decenas de millones de musulmanes que se han asentado en los últimos años en el seno de la Unión Europea.  Sin embargo, la figura y la enseñanza de Mahoma disfrutan de una importancia que trasciende de esos hechos de la misma manera que Jesús es mucho más relevante que las Cruzadas, el arte gótico o el Vaticano II  y que Buda lo es más que el Dalai Lama, la dieta vegetariana seguida por algún actor de Hollywood que afirma encontrarse entre sus seguidores o alguna despistada película de Bertolucci. 

Esta serie seguirá una metodología propia de la ciencia histórica y no de la teología o de la filosofía.  Así, se procederá a analizar las fuentes para determinar lo que podemos saber de su vida y enseñanza; a someterlas a la crítica partiendo de los últimos estudios filológicos, arqueológicos e históricos sobre el tema – en su inmensa mayoría no traducidos al español y desconocidos por el público de habla hispana – y a articular unas conclusiones relativas al desarrollo vital del personaje y de su enseñanza.  Deducir en qué medida de esos desarrollos derivan fenómenos actuales es un proceso en el que ya no entra esta obra quedando al libre arbitrio del lector.  Precisamente por ello, si, gracias al resultado final, alguien consigue comprender de manera más cabal quién fue Mahoma y lo que enseñó, quien esto escribe se dará por más que satisfecho.

CONTINUARÁ

I.- Introducción

Jueves, 5 de Septiembre de 2019

La iglesia católica es, con diferencia, la confesión religiosa que más importancia ha tenido a lo largo de la Historia de España.  Los judíos no sólo fueron perseguidos desde la unión de la iglesia y el estado en los albores de la Edad Media sino que, finalmente, sufrieron los terribles pogromos del siglo XIV, inicio de su decadencia, y la Expulsión de 1492.  Los moriscos fueron expulsados en el siglo XVII aunque, ciertamente, el islam se había convertido en una fuerza espiritual apenas significativa desde el final de la Reconquista.  Por lo que se refiere a los protestantes fueron exterminados de manera sistemática y feroz desde el siglo XVI correspondiendo a uno de ellos el raro honor de ser el último ajusticiado por la Inquisición española ya bien entrado el siglo XIX.  No sorprende que, tras administrar ese tratamiento a cualquier otra religión aprovechando su fuerza sobre el poder civil, la iglesia católica quedara como única fuerza espiritual durante siglos.  Es muy posiblemente esa circunstancia la que explica que su Historia no se haya abordado en España de manera global y total sino siempre recurriendo a un expurgado que recuerda no poco al que los inquisidores, responsables de la censura, perpetraban con los libros.  Los ejemplos sobran.

La BAC, editorial católica por antonomasia, ha publicado una Historia de la iglesia católica en España[1] que proporciona no pocos datos sobre las cuestiones más diversas.  Más clamorosas son, si cabe, las ausencias de ese magnum opus.  Así, por ejemplo, el volumen dedicado a los siglos VIII-XIV[2] no hace referencias a acontecimientos de tanta relevancia como el exterminio de los herejes, el antisemitismo militante, la acción de la Inquisición o los pogromos de 1391.  A decir verdad, se podría pensar que ni uno solo de esos acontecimientos existieron.  Lo mismo encontramos en el tomo dedicado a los siglos XV y XVI[3]donde las hogueras de la Inquisición, el exterminio de los protestantes o el gasto que significaba para las arcas nacionales la causa de la Contrarreforma brillan igualmente por su ausencia.  En otros volúmenes ulteriores, acontecimientos históricos como, la persecución contemporánea de las libertades o el aprovechamiento de las circunstancias políticas – generalmente la debilidad gubernamental – para imponer sus condiciones a los distintos gobiernos nacionales no aparecen.  En resumen, lo que se narra en los varios volúmenes de la obra es más o menos acertado o cercano a la verdad, pero no es ni con mucho toda la verdad y, precisamente por ello, la narración histórica queda gravísimamente distorsionada. 

En algunos casos, esa exclusión ha entrado de manera aún más descarnada en el terreno de lo apologético.  No otro es el caso de un libro del opusdeista Luis Suárez[4].  La obra no sólo oculta aspectos absolutamente esenciales de la Historia de la iglesia católica en España sino que distorsiona gravemente otros y acaba ofreciendo un retrato absolutamente falaz y cargado de desequilibrios no sólo por su carácter propagandístico sino, fundamentalmente, por sus omisiones.  Es bien discutible que España algo deba a la iglesia católica, pero, en cualquiera de los casos, el autor no podrá nunca saber si esta confesión debe algo a la nación española.   Bien es cierto que poco más podría esperarse de un autor que forma parte del grupo que insta la canonización de Isabel la católica y que, a preguntas de quien escribe estas líneas, se negó repetidamente a manifestar una opinión contraria no sólo sobre la Expulsión de los judíos en 1492 sino también sobre el caso de acusación de crimen ritual del Niño de la Guardia.  Su condición de académico o de especialista en los Reyes Católicos no parece que invalide lo más mínimo este juicio y, si acaso, obliga a formularse inquietantes preguntas.

En los dos casos citados – podrían aducirse muchos más – el tratamiento de la iglesia católica recuerda a los de ciertos medios de comunicación también vinculados a esta confesión en los que la información sobre las visitas del papa es detallada y entusiasta, aunque, por regla general, nunca se incluyan referencias a su coste, pero se oculta de manera sistemática la información relativa a las finanzas de la Santa Sede o a los casos de pederastia en el clero. 

No mucho mejor – todo hay que decirlo – ha sido la manera en que se han acercado al tema autores de acendrada visión anti-católica.  Por regla general, sus análisis se han centrado en la guerra civil e incluso en esos casos no se puede decir que no dejen mucho que desear.  El desconocimiento del hecho religioso, de la Historia anterior y, en no escasa medida, el prejuicio acaban convirtiendo una tarea necesaria – la de historiar donde otros no lo han hecho – en baldía. 

Sin embargo, a pesar de que ésta es la realidad historiográfica, por definición, la Historia debe, como disciplina, ser completa y recoger todos los aspectos que nos permitan tener una idea global del fenómeno al que nos acercamos.  Un historiador que se acercara al nacional-socialismo alemán y decidiera soslayar cualquier mención a los campos de exterminio, a las cámaras de gas o a los Einsatzgruppen no podría sino pintar un cuadro absolutamente desenfocado.  A decir verdad, Hitler sin el horror de los campos podría ser presentado como un socialista nacionalista deseoso de rehabilitar su nación y nada más.  Esa parte de la Historia sería cierta, pero el cuadro global habría pasado por alto que la realidad histórica fue muy distinta.  Ésa es precisamente la situación a la que nos conducen los estudios del tipo de los señalados arriba. 

La iglesia católica no ha sido, históricamente, el bastión de la luz – muchas veces se manifestó como su enemiga más encarnizada – que pretenden sus apologistas ocultando, obviando o retorciendo hechos históricos incontestables.  Sin embargo, tampoco se puede reducir, de manera simplista, a la adversaria de una izquierda que, de entrada, ni siquiera existía durante la mayor parte de su devenir histórico.

A día de hoy, sigue siendo la última monarquía absoluta, una de las últimas teocracias – junto al Irán de los ayatollahs – y una entidad política que siempre ha tenido una agenda propia y un bagaje ideológico para legitimarla por encima de la acción de las otras potencias de la época.  Sin tener en cuenta esos aspectos es imposible comprender lo que ha significado para la Historia universal y, de manera muy concreta, para la de España.

Esta serie constituirá un intento de mostrar aquellos aspectos que son, de manera pertinaz y sistemática, orillados en las historias escritas por autores católicos y también no-católicos que sólo saben acercarse al fenómeno desde una perspectiva no menos determinada ideológicamente e incluso más limitada en el tiempo.

A lo largo de los capítulos que, Dios mediante, exigirán más de un año para ser publicados, la serie abordará el desarrollo de la iglesia católica desde sus inicios en España hasta la reunificación nacional de finales del siglo XV entrando en aquellos aspectos que, de forma generalizada, se suelen excluir, total o parcialmente, de las obras católicas, pero que resultan esenciales para comprender la verdadera influencia de la institución.

A continuación, la serie entrará en el período de la Contrarreforma, absolutamente esencial para comprender la Historia de España, ya que, ciertamente, determinará su desarrollo durante los siglos siguientes e incluso a día de hoy, perdura su influencia aunque muchos, viviéndola, no sean capaces de percibirla y analizarla.

Las siguientes entregas estarán referidas al peso de la iglesia católica durante los siglos XVIII, XIX y XX en que, de forma continua y no pocas veces violenta, se opuso frontalmente a la Ilustración, a la configuración de un estado liberal y a la articulación de distintos intentos democráticos en la medida en que los consideraba un peligro para sus privilegios seculares.

Finalmente, la obra concluirá con el papel – absolutamente esencial – de la iglesia católica en la configuración del régimen de la Transición y la manera en que ha conseguido incrementar sus privilegios con los diferentes gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, que se han sucedido desde mediados de los años setenta. 

En no escasa medida, esta serie constituye una “Historia secreta” porque no pocos de los aspectos son hurtados en otras obras o incluso algunos de ellos son desconocidos.  No es menos cierto que el análisis global, tal y como aparecerá, ha estado totalmente ausente de la historiografía española.  No podía, pues, ser más necesario.  Ahora, desprovisto de las lentes sucias y empañadas del prejuicio, es misión del lector enjuiciarlo.  

CONTINUARÁ


[1]  Ricardo García-Villoslada (director), Historia de la Iglesia en España, Madrid, 1982.

[2]  R. García-Villoslada (dir), Historia de la Iglesia en España. II-1, La Iglesia en la España de los siglos VIII-XIV, Madrid, 1982.

[3]  Idem, Historia de la Iglesia en España, III-1.  La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI, Madrid, 1980.

[4]  Luis Suarez, Lo que España debe a la iglesia católica, Madrid, 2012. 

Experiencia prematrimonial (1972)

Miércoles, 4 de Septiembre de 2019

Una de las circunstancias – para mi, fascinante – que tiene el paso del tiempo es que nos permite observar cómo cambia todo y, sobre todo, cómo muda lo que una sociedad al completo consideraba inamovible.  La película que les traigo hoy abre la puerta a realizar ese ejercicio.  Yo la vi en un cine de barrio cuando se estrenó y puedo decirles que fue un escándalo.  El que se planteara que una pareja de novios podía tener relaciones sexuales fuera del matrimonio e incluso irse a vivir juntos sin casarse era simplemente imtolerable.  Había casos de novios que llegaban a tenerlas, claro está, pero era excepcional y, caso de tener lugar un embarazo, en medio de una vergüenza generalizada, se celebraba el matrimonio – de penalty, se decía entonces – deprisa y corriendo.  Partiendo de esa base, el que el tema se abordara en una película implicaba que la historia tenía que terminar como el rosario de la aurora. 

¿Qué pasa en Hong Kong?

Martes, 3 de Septiembre de 2019

La situación en Hong Kong se ha calentado de tal manera en los últimos tiempos que los comprensivos lectores me perdonarán por interrumpir momentáneamente los artículos sobre falacias relacionadas con Estados Unidos.  

Plácido, Sandokán, escoltas y gays

Lunes, 2 de Septiembre de 2019

Los recuerdos se me enredan como rabos de cerezas y, a medida que pasan los años, confluyen por nada formando una verdadera catarata.  Leyendo las denuncias – anónimas y repetidas acríticamente – contra Placido Domingo me han venido inevitablemente a la cabeza memorias de hechos que conocí de manera directa.  Ya conté hace tiempo en esta misma tribuna el caso de aquel catedrático que andaba como piñero a la caza de piñones siendo las piñas sus compañeras de profesión. 

Como quedó anunciado por el profeta Zacarías (9: 9), finalmente, el mesías entró en Jerusalén y no lo hizo como un monarca al uso, montado en un caballo de guerra y exhibiendo galas regias, sino humilde y en un asno.  La acción de Jesús, totalmente de acuerdo a las Escrituras, contrastaba no sólo con las ansias de buena parte de los judíos sino también con la evolución del poder en Roma.  A esas alturas, Roma ya no era la república de agricultores-soldados que había sido durante siglos sino que se había convertido en una monarquía en todo salvo el nombre y su emperador llevaba décadas permitiendo su culto al menos en la parte oriental del imperio.  Si el mesías era Dios hecho hombre, los súbditos del imperio aceptaban que un hombre se convirtiera en dios.  No era poco contraste. 

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