Lo que no se sabe hasta ahora con certeza es si el padre de Adolf Hitler era un hijo extra-matrimonial de Johann Georg, de su hermano Johann Nepomunk Heidler o de un judío en cuya casa sirvió Maria Ann. De hecho, Alois no se convirtió en el hijo legal de Johann Georg Heidler hasta 1877. Alois – ya Hitler – se casó con Karla Pölzl el 7 de enero de 1885 y cuatro años después nació Adolf. Aunque la familia tuvo varios hijos sólo sobrevivieron Adolf, el futuro Führer, y su hermana Paula. Alois tuvo también a Angela de otro matrimonio. De ella nacieron Leo, Angela “Geli” – de la que estuvo enamorado Adolf Hitler – y Elfriede. Geli se suicidó en 1931, Leo tuvo un hijo llamado Peter y Elfriede, otro que recibió el nombre de Heiner Hochegger. Alois jr., el medio hermano de Adolf, tuvo dos hijos de dos mujeres distintas: Heinrich y William Patrick Hitler. El primero combatió en el ejército alemán durante la Segunda guerra mundial, cayó prisionero y murió, tras ser objeto de torturas, en un campo de concentración soviético. El segundo intentó inicialmente aprovecharse del ascenso de Hitler, pero, al no conseguir lo que esperaba, procedió a chantajear al Führer amenazándole con publicar documentos que, supuestamente, demostraban que por sus venas corría sangre judía. Durante un tiempo, se dedicó a dar conferencias en contra de Hitler afirmando que lo odiaba. Estaba en Estados Unidos al estallar la Segunda guerra mundial y logró que Roosevelt le permitiera servir en la marina. Cambiaría entonces su nombre por Stuart-Huston y se localizaría en Long Island.
La relación de Adolf Hitler con su familia fue relativamente escasa. Su idilio – o lo que fuera – con su sobrina Angela concluyó con el suicidio de ésta y la relación con su hermana no fue mucho más allá de cederle una parte de la herencia que le correspondía y de servir de canal, durante los años de la Segunda guerra mundial, con el resto de la familia. La derrota del III Reich y las revelaciones sobre el Holocausto arrojaron sobre Hitler una carga de infamia prácticamente sin precedentes. No sorprende que sus familiares procuraran ocultarse. A nuestra época, sólo han llegado cinco parientes de Hitler. Dos hijos de su medio hermana Angela – Peter Raubal y Heiner Hochegger – y tres hijos – Alexander, Louis y Brian Stuart-Houston – de su medio hermano Alois. Peter Raubal nació en 1931 y actualmente es un ingeniero jubilado sin la menor intención de perpetuar la estirpe. Algo semejante sucede con Heiner Hochegger que nació en 1945 y que tampoco ha tenido descendencia. Por su parte, los hermanos Stuart-Houston - que se encuentran entre el inicio de la cincuentena y la mitad de la sesentena – hace tiempo que llegaron a un acuerdo para no tener hijos. La finalidad, explícita, es detener la línea sanguínea de Hitler. La actitud de descendientes de otros personajes como Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Hermann Goering o Albert Speer ha sido diversa oscilando entre la vergüenza y la apología. Sin embargo, en el caso de Hitler, poco puede dudarse de que es un apellido maldito.