Consideraba – con razón – que Castro había sido un elemento esencial para acabar con el régimen de apartheid. Este documental será de visionado difícil para algunas personas, pero resulta de contemplación obligada y lo es porque muestra hasta qué punto determinados dictadores saben llevar una política mucho más inteligente en el Tercer mundo de la desarrollada por las democracias. Sí, son tiranos y sus opositores son demócratas, pero, vez tras vez, demuestran que pueden incluso asumir causas nobles que las democracias desprecian por razones bastardas. El resultado final es que héroes como Mandela no sienten el menor rubor a la hora de abrazar a dictadores siniestros como Castro. Merece la pena ver el reportaje, observar la manera en que Mandela habla de Castro y la manera en que Suráfrica recibió con delirio entusiasta al dictador cubano. Quizá no lo disfrute, pero merece la pena. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!