La ópera Carmen es una de esas piezas de su género que gustan incluso a los no aficionados. El tema del toreador – en lugar de torero – las referencias al amor como un pájaro que nunca ha conocido la ley o simplemente su inicio han sido tarareados por la gente más diversa. De hecho, en 1954, Hollywood produjo una película llamada Carmen Jones trasladada al mundo de los negros americanos donde don José se convertía en Joe y era interpretado por Harry Belafonte y Carmen era encarnada por Dorothy Dandridge. La película se sigue dejando ver, pero ya se pueden ustedes imaginar que el nivel se ha rebajado no poco.
Diferente es la adaptación cinematográfica de Francesco Rosi que en 1984 reunió a Plácido Domingo y a Julia Migenes en una película más que notable. De la Migenes poco se ha sabido después aunque hay que reconocer que esta hispana daba vida a la perfección a la casquivana Carmen aunque no siempre me parezca a la altura de garganta necesario. Domingo estaba sensacional porque, se crea lo que se crea de su vida privada, fue durante décadas el número uno y, a día de hoy, no parece que haya parecido quien lo sustituya plenamente. Por añadidura, la película es de una belleza estética realmente apabullante. Que las primeras notas de la ópera se hayan colocado sobre las imágenes de una extraordinaria corrida de toros, que los coros hayan debido su escenificación a Antonio Gades y que los paisajes naturales sean tomas maravillosas de lugares del sur de España como Ronda convierten la película en un ejercicio estético de recreo no sólo para el oído sino para los ojos. La España de Merimée y de Bizet tenía no poco de cartón piedra, pero, al contemplarla, real en esta película no se puede evitar más de un respingo de emoción y se comprende ese apasionamiento que afectó a tantos incluidos, de manera bien significativa, a no pocos artistas rusos o al americano Washington Irving. Quizá África comenzaba en los Pirineos, pero España conservaba una capacidad de embrujo a la que era muy difícil resistirse. Cualquiera que vea esta más que recomendable película comprenderá, siquiera en parte, a lo que me refiero.