La historia de un sureño de Missouri cuya granja es quemada, su esposa violada y asesinada junto a su hijo y él dejado por muerto por tropas de la Unión, los terribles redlegs de Kansas, hoy sería políticamente incorrecta.  De entrada, el sur tiene que ser vilipendiado, insultado y calumniado.  Imposible que contara con héroes como Josey Wales, uno de los guerrilleros de Bloody Bill Anderson.  Tan intolerable como ello es que no tenga una contrapartida negra que lo persiga por el simple hecho de haber combatido por el sur y, a ser posible, lo acabe matando de la manera más cruenta posible.  Que además no aparezca una mujer dejando cadáveres a su paso como si fuera una versión de superwoman en bruto resulta también inaceptable.  Sin embargo, esa estupidez política nunca ha creado buenas películas y ha impedido que se rueden grandes obras como El fuera de la ley.

Eastwood logró no sólo contar el drama terrible de lo que la guerra civil significó para muchos sureños – hubo condados en que no quedó un hombre vivo en la franja de edad que iba de los quince a los sesenta años – sino que descubrió que hubo tribus como los cherokees que combatieron al lado de la confederación y mostró cómo muchos de los sureños que se negaron a soportar la denominada Reconstrucción marcharon al oeste y lo construyeron.

Datos históricos aparte, El fuera de la ley es una extraordinaria película de acción con el mejor Eastwood, pero también con una galería de secundarios verdaderamente descollante.  He visto la película docenas de veces – la primera vez, en el cine San Diego, me quedé a verla otra vez porque todavía existían aquellos benditos cines de barrio de programa doble y sesión continua – y nunca me ha parecido que envejeciera.  Es Cine con mayúsculas, el que no se puede realizar ahora porque el papel de Chris de Los siete magníficos lo tiene que representar un negro seguido por un grupo multicultural y porque nadie tendría el valor de rodar Lo que el viento se llevó o El hombre tranquilo sin que lo crucificaran las feminazis.  No soy yo de los que creen que el tiempo pasado fue mejor, pero sí debo confesar que hubo áreas de la vida que antes fueron mejores que ahora.