El guion de la serie y la novela del mismo título se debieron a Eduardo Mallorquí, hijo de José Mallorquía, el creador de las novelas de El Coyote. Eduardo vivió el inicio de la Transición en los setenta y en 1979, decidió marcharse a Venezuela donde siguió escribiendo y teniendo su tiempo en los medios. En 1983, regresó a España y en esa época surgió Tristeza de amor. La novela supera a la serie. También es mucho más amarga – algo que no sucede con la serie – y quizá no deba extrañar en un autor que acabó suicidándose. Con todo, debo decir que la realidad de la radio es mucho peor de lo que aparece en las creaciones de Mallorquí y tengo razones para afirmar lo que digo. De entrada, las mediciones de audiencia no son, ni de lejos, tan limpias como las que aparecen en la serie y de salida, los turbios personajes que interpretaban Larrañaga o Fajardo son angelitos comparados con los ejecutivos que yo he conocido. A pesar de todo, la serie es entretenida, divertida a ratos y permite ver el grado de lavado de cerebro que ha sufrido la sociedad española en las últimas décadas cambiando y no a mejor.
Aspecto nada desdeñable del éxito de la serie lo tuvo su banda sonora, una excelente canción de Hilario Camacho – seguramente la mejor de un elenco más que notable – que afirmaba en los créditos de televisión:
Bajo el tejado de cristal
duermen el odio y la pasión
sueños de Gloria y de poder
calman su gris desolación.
Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder
Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder
Son muchos los que mienten
para resplandecer
pagando por su vida
un interés
Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder
Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder
La canción era excelente, pero encerraba tanta verdad que, junto con la música y la interpretación, constituía imposible que no llegara al corazón. Por cierto, Hilario Camacho también se suicidó – o, al menos, se rumoreó que había sido así – posiblemente porque, como en el caso de Eduardo Mallorquí, llegó a la conclusión de que su obra no había sido justamente valorada. No le faltaba razón.
Hace años, tuve ocasión de entrevistar a Concha Cuetos que, a la sazón, interpretaba en teatro Llama un inspector. Guardaba buen recuerdo de la serie y me comentó que el final había quedado abierto pensando en una posible continuación. Lamentablemente, nunca se produjo y Landa ya no está con nosotros para dar vida a Reyes o a Germán Areta si a eso vamos.
La nostalgia me devora cada vez que contemplo las imágenes de apertura en un Madrid que, seguramente, nunca volveré a pisar. Lo mismo me sucede cuando escucho la canción o cuando he vuelto a ver la serie. Les dejo con ambas lo que implica que la canción es más larga y más profunda. Era una época en que la televisión era mucho mejor que ahora. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Ésta es la extraordinaria canción de Hilario Camacho
Y éste es el primer episodio de la serie