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Miércoles, 13 de Noviembre de 2024

De la destrucción del Templo al Concilio de Jamnia (II)

Domingo, 20 de Septiembre de 2015
LOS PRIMEROS CRISTIANOS: DE LA DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO (70 D. J.C.) AL CONCILIO DE JAMNIA (C. 80-90 D. J.C.) (II)

La reacción contra los judeo-cristianos y la birkat ha-minim

Igual que el fariseísmo triunfante en Jamnia había eliminado de la vida espiritual de la nación a saduceos y fariseos que no compartían su punto de vista, no tardó mucho tiempo en dirigir su mirada hacia los judeo-cristianos. Éstos no sólo habían sobrevivido a la guerra con Roma sino que, además, en poco tiempo se alzaron como la única alternativa dentro del judaísmo a los sabios de Jamnia. La reacción farisaica contra ellos se desarrolló a lo largo de un período que concluiría hacia los años 80-90 d. J.C. con la birkat haminim, pero que, en los siglos posteriores, continuaría de manera sostenida. Sus raíces podrían retrotraerse con facilidad al enfrentamiento de las autoridades judías con Jesús y a las relaciones del judeo-cristianismo con las mismas. Es muy posible que tal enfrentamiento se desarrollara de manera generalmente espontánea y que, salvo el caso de la birkat ha-minim, no surgiera tanto de decisiones meditadas largamente como de la suma cotidiana de polémicas teológicas entre las dos partes. Tal choque alteraría de manera decisiva, como veremos, no sólo el futuro del judaísmo —que ya sería distinto del existente durante el período del Segundo Templo— sino también el del cristianismo.Las modificaciones operadas en el judaísmo por parte de los sabios a fin de enfrentarse con el judeo-cristianismo y terminar por expulsarlo del seno de la nación pueden agruparse en cinco áreas concretas.

 

1. Exclusión de la sinagoga

El deseo de monopolizar la vida espiritual de Israel pronto llevó a los sabios de Jamnia a intentar arrojar a los judeo-cristianos de la sinagoga. Ésta era considerada por los judíos que creían en Jesús como casa propia y sus cultos como parte natural de su fe. La presencia del judeo-cristianismo —que era contemplado como un cuerpo extraño por los rabinos y que se presentaba además como la única oposición articulada dentro del pueblo judío a su teología— debía ser eliminada y con tal fin se concibió quizá el ataque más directo que, hasta entonces, había tenido lugar en el seno del judaísmo contra el judeo-cristianismo. Nos estamos refiriendo a la denominada birkat ha-minim o «bendición de los minim».

Esta forma parte de las dieciocho decisiones esenciales que, según la Misná (Shab. 1, 4), fueron tomadas por los sabios el día en que R. Eleazar ben Azaria fue designado como príncipe. Según el Talmud de Jerusalén (Ber. 1, 7, 3b), el entorno en que se adoptaron las mencionadas decisiones fue no sólo de tensión sino incluso de violencia física.

Los discípulos de Shammay golpearon a aquellos que se oponían a sus puntos de vista e incluso recurrieron a las armas blancas. El Talmud de Babilonia (Shab. 17a) no refiere todos estos detalles, pero señala que este día fue tan desgraciado como aquel otro en que se forjó el becerro de oro. Según la fuente talmúdica referida, en ese día se pudo ver a Hillel humildemente sentado, como un discípulo, delante de Shammay.

En su mayor parte, las dieciocho decisiones son disposiciones relacionadas con la pureza e impureza rituales pero incluyen también la bendición de los minim o birkat ha-minim. Con todo, para la época en que discurre el episodio antes señalado, la bendición «contra» los minim ya contaba con décadas de existencia. Su origen se encuentra en el mismo siglo I, ya que bajo R. Gamaliel (75-c. 102 d. J.C.) se había ya insertado en la oración conocida como Shemoné Esré. El texto de esta bendición, tal y como lo reproduce la Genizah del Cairo, es el siguiente:

 

Que los apóstatas no tengan esperanza y que el reino de la maldad sea desarraigado en nuestros días. Que los notsrim (nazarenos) y los minim desaparezcan en un abrir y cerrar de ojos. Que sean borrados del libro de los vivos y no sean inscritos con los justos. Bendito seas tú, Adonai, que abates a los orgullosos.

 

La «bendición» (una maldición, en realidad) iba pues dirigida contra los judíos que colaboraron con Roma (los apóstatas), contra el Imperio romano (el reino de la maldad) y contra los judeo- cristianos (notsrim y minim).[ii]

El tratado Ber. 28b, 29 a indica cómo la institución tuvo su origen en Jamnia y cómo pretendía desarraigar del seno del judaísmo a los judeo-cristianos:

 

Las dieciocho bendiciones son, de hecho, diecinueve. R. Leví dijo: «La bendición contra los minim fue ordenada en Jamnia…» Nuestros maestros nos enseñaron: Simón el Algodonerocompuso las dieciocho bendiciones en Jamnia en el orden tradicional, en presencia de R. Gamaliel. R. Gamaliel dijo a los sabios: «¿Hay alguien que sea capaz de componer una bendición contra los minim?». Entonces se levantó Samuel el Pequeño y lo hizo. Al año siguiente olvidó la bendición y tuvo que pensar durante dos o tres horas sin que se le ordenara retirarse. ¿Por qué no se le ordenó retirarse? R. Judá b. Ezequiel dice en nombre de R. Abba Areka: «Al que se equivoca en una bendición, no se le exige que vuelva a empezar la oración, salvo que se trate de la bendición contra los minim.» Se teme que lo haya hecho a propósito, por ser él mismo un min.

 

El pasaje nos señala que las dieciocho bendiciones fueron dispuestas en su orden por Simón el Algodonero, en Jamnia, en presencia de R. Gamaliel. Este Gamaliel es, obviamente, Gamaliel II que fue nasi. Samuel el Pequeño es, según el pasaje, el autor de la bendición, aunque quizá se limitara a adaptar alguna fórmula anterior relacionada con los minim. En cualquier caso, la misma hizo fortuna.

El incidente aparece sólo contenido en la Guemará babilónica, donde es citado como una baraita. La Misná no recoge expresamente la bendición y en la Toseftá se menciona indirectamente (Ber. 3, 25). Una discusión similar se encuentra en la Guemará palestinense (Ber. 4, 3). El relato tiene todo el aspecto de reflejar un suceso histórico y, gracias a la mención que hace de Samuel el Pequeño, nos permite intentar situarlo en el tiempo. La muerte de Samuel el Pequeño —forzoso término ad quem de la redacción de la fórmula— es mencionada repetidamente en el Talmud y Midrash (Tos., Sot. 13, 4; TalPal Sot 24 b; TalBab, Sot. 48b; TB Sanh. 11a) y se la relaciona con unos tales Simón e Ismael, una referencia clara a Simón ben Gamaliel e Ismael ben Eliseo,[iii] ejecutados tras la captura de Jerusalén en el 70 d. J.C. (Abot de R. Nathan 38). Por otro lado, debía de ser un hombre anciano en la época de Gamaliel II[iv] y eso explicaría que un año después de idear la bendición contra los minim la olvidara sin que se le tachara por ello de ser un «min». Dado que Samuel el Pequeño es asociado con Hillel —que murió hacia el 4 d. J.C.— y que pudo ser su discípulo,[v] su edad superaría los noventa años cuando Gamaliel comenzó a presidir en Jamnia. Su muerte y la redacción de la fórmula contra los minim debería, pues, rondar la fecha del 80 d. J.C.

La bendición era un golpe dirigido al corazón de las relaciones entre el judeo-cristianismo y el resto del pueblo judío. Obligados a maldecirse a sí mismos en la oración que todo judío recitaba tres veces al día, los judeo-cristianos sólo podían o apostatar de su fe en Jesús o aceptar la expulsión de las sinagogas. Puede ser que, como ha señalado algún autor,[vi] se tratara de un mero asunto de disciplina interna dentro del judaísmo, pero eso no puede ocultar la realidad de que la bendición contra los minim arrojaba a los judeo-cristianos fuera del seno de un pueblo que era el suyo propio y de una fe que era también la suya, aunque los fariseos estuvieran modelándola de manera creciente según su visión, acentuando así las diferencias.

CONTINUARÁ

 

Sobre esta oración, véase K. Kohler, «The Origin and Composition of the Eighteen Benedictions», en HUCA, 1, 1924, pp. 387-425; L. Finkelstein, «The Development of the Amidah», en JQR, 16, 1925-1926, pp. 142-169; F. Manns, La Prière d’Israël à l’heure de Jésus, Jerusalén, 1986, pp. 141 y ss.

[ii] D. Flusser, «Das Schism zwischen Judentum und Christentum», en EvTh, 40, 1980, p. 232, mantiene que la versión más antigua de la Birkat se refería a los perushim, a los que definía como separatistas, quedando así englobados todos los que habían roto sus lazos con el judaismo oficial.

[iii] H. Graetz, Geschichte der Juden von den altesten Zeiten bis zur Gegenwart, Leipzig, 1908-1909, IV, p. 175; I. H. Weiss, Zur Geschichte derjüdischen Tradition, Viena, II, p. 102; W. Bacher, Die Agada…, ob. cit., vol. I, p. 243, identifican sin embargo a Ismael ben Eliseo con el nieto del mencionado por nosotros, un contemporáneo de Akiba. Tal posibilidad es a nuestro juicio inaceptable por cuanto Ismael el Joven y Simón ben Gamaliel el Joven murieron de muerte natural, véase TB Nedar 66b y TB Baba Batra 60b.

[iv] TJ Sanh. 18c muestra que precisamente esta característica llevó a Gamaliel a perdonarle desobediencias que no hubieran sido admisibles en un hombre joven.

[v] Así lo afirma R. Yehoshua ben Leví, citado por R. Yakob bar Idi en TJ Sot. 24c.

[vi] R Schaeffer, Studien zur Geschichte und Theologie des Rabbinischen Judentums, Leiden, 1978, pp. 45 y ss.

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