Ciertamente, no existe una sola fuente griega, latina, siríaca, aramea, copta o de cualquier otro origen no árabe que se refiera a los coraishíes[5] o a la Meca[6]. No deja de ser significativo al respecto que, por ejemplo, Jacobo de Edessa conociera la Kaaba como el lugar hacia el que oraban los musulmanes, pero lo situara en un lugar más cercano a la Moka de Ptolomeo que a la Meca actual y, desde luego, sin otorgarle papel comercial alguno [7]. Aún más. En el supuesto de que la Meca actual hubiera tenido un papel comercial (que habría sido, muy posiblemente, de escasísima relevancia), éste no podría haber estado relacionado con el tráfico de especias. La Meca que conocemos hoy no ha estado nunca situada en la encrucijada de las rutas comerciales árabes ni tampoco fue una parada natural en la ruta del incienso que iba del sur de Arabia a Siria. Cualquiera que se tome la molestia de observar un mapa de Arabia puede ver con toda facilidad que la Meca tiene una ubicación que la incapacita para ocupar esa posición. A decir verdad, no existe la menor razón para que los viajeros asumieran un descenso empinado por un valle desierto como el de la Meca cuando tenían la posibilidad de detenerse en Taif, donde, dicho sea de paso, había también un santuario y pozos[8]. La Meca actual se encontraba, en realidad, a varios centenares de millas de la ruta del incienso y no sólo era un punto distante y yermo sino además fuera de las rutas racionales. Añádase que quizá el tráfico de los coraishíes existió, pero, si así fue, debió ser de escasa relevancia.
Las fuentes islámicas también hacen referencia a un santuario en la Meca del que habrían sido guardianes los coraishíes. La realidad es que resulta más posible que hubiera dos santuarios en lugar de uno y que los coraishíes no fueran guardianes de ninguno de ellos[9]. Por añadidura, como concluyó, ya en 1887, Wellhausen no hubo peregrinación a la Meca antes del islam[10].
Con estos datos históricos, sólo podemos especular acerca de cuál fue la realidad histórica en torno a la Meca, los coraishíes y el propio Mahoma de los primeros años. Para Patricia Crone, lo más posible es que la vida de Mahoma se desarrollara en el noroeste de Arabia. Allí sí hubiera podido existir un tráfico en el que habrían participado los coraishíes centrado en la Moka de Ptomoleo. También en esa zona existía un santuario y estaban asentadas diversas tribus judías. Si, efectivamente, allí estuvo la Meca original, los coraishíes comerciaron y Mahoma desarrolló su carrera, la pregunta que se plantea obviamente es por qué y cómo todo acabó desplazándose en las tradiciones a la Meca actual. En ese sentido, la misma Patricia Crone reconoce que no contamos con una respuesta[11].
¿Resulta entonces totalmente imposible que la Meca actual sea el lugar con el que estuvo relacionado Mahoma? No necesariamente si aceptamos, por supuesto, otra alternativa, la de que, efectivamente, la Meca actual se corresponda con la de la tradición islámica, pero que los relatos respecto a la misma hubieran sido exagerados, embellecidos e incluso totalmente inventados simplemente para dar más relevancia al lugar de nacimiento de Mahoma. De hecho, como ya indicó en su día G. R. Hawting, parece obvio que los musulmanes tomaron una serie de ideas – muy posiblemente de origen judío - y las aplicaron al santuario de la Meca[12] Semejante posibilidad es ciertamente plausible y, desde luego, cuenta con notables paralelos a lo largo de la Historia universal. Sea como sea, mal puede negarse que “las fuentes sobre el surgimiento del Islam están equivocadas en uno o más aspectos fundamentales”[13].
CONTINUARÁ
Sobre el tema, véase: J. Akhter, Oc, p. 29 ss; T. Andrae, Mahoma…, pp. 39 ss; K. Armstrong, Oc, pp. 44 ss; M. Cook, Muhammad…, pp. 12 ss; E. Dermenghem, Mahomet…, p. 21 ss; J. Glubb, Oc, pp. 77 ss; M. Lings, Oc, pp. 30 ss; T. Ramadan, Oc, pp. 9 ss; J. Vernet, Oc, pp. 23 ss; W. M. Watt, Oc, pp. 11 ss; C. V. Gheorghiu, Oc, pp. 48 ss.
[2] Ibn al-Rawandi, « Origins of Islam : A Critical Look at the Sources » en Ibn Warraq, The Quest…, p. 98.
[3] P. Crone, Meccan Trade and the Rise of Islam, 1987. Un análisis también indispensable en E-M. Gallez, Oc, pp. 152 ss.
[4] P. Crone, Meccan Trade…, p. 136.
[5] Acerca de la ubicación geográfica de los coraishíes muy lejos del Hijaz y de la Meca actual, véase: E-M. Gallez, Oc, pp. 261.
[6] P. Crone, Meccan Trade…, p. 134.
[7] P. Crone, Meccan Trade…, p. 137.
[8] En el mismo sentido, P. Crone, Meccan Trade…, pp. 6-7.
[9] P. Crone, Meccan Trade…, p. 195.
[10] Citado por P. Crone, Meccan Trade…, p. 100.
[11] P. Crone, Meccan Trade…, pp. 196 ss.
[12] G. R. Hawting, “The Origins of the Muslim Sanctuary at Mecca” en Juynboll, Studies in the First Century…, pp. 24, 27-28.
[13] P. Crone, Meccan Trade…, p. 196.