Alguno equipararía estas palabras con refranes como el de “Antes se coge a un mentiroso que a un cojo”. A decir verdad, va mucho más allá. La Verdad es lo único que tiene garantía de perdurar no sólo a través de los siglos sino por toda la eternidad. Por lo que se refiere a la mentira, tiene garantía de caducidad. Por supuesto, aún duraría menos si no hubiera gente empeñada en seguir la mentira de la misma manera que los fanáticos permanecen en el interior de una secta. Pero, al fin y a la postre, la Verdad se impone.