Viernes, 19 de Abril de 2024

¿Acaso puede ser?

Sábado, 3 de Mayo de 2014
La fecundidad es no pocas veces una de las marcas del genio. Imagino que a una conclusión semejante habrán llegado los que han seguido esta modesta serie de los sábados viendo desfilar a los más diversos autores. A lo largo de ella hemos visto a gente que contó sus composiciones por centenares e incluso por millares. En ocasiones, más conocidos, como Bach, y, en otras, mundialmente famosos por una o dos de ellas.

​El personaje al que me voy a referir hoy fue uno de esos genios. Se llamaba Charles Wesley y escribió no menos de seis mil himnos y composiciones musicales. Lo hizo porque había llegado a la conclusión – totalmente acertada – de que la mejor manera en que podía servir a Dios era ejercer su talento musical. He escogido una de las composiciones que más me agradan del inmenso legado de Charles Wesley. Se titula Amazing love, algo así como Sublime amor, aunque en algunas versiones aparece como And can it be, es decir, ¿Acaso puede ser?. Está dedicada al amor que Dios mostró mediante la muerte del mesías Jesús. Una de sus estrofas resulta especialmente conmovedora: “Por largo tiempo, mi espíritu yació en prisión, atado en el pecado y en la noche de la naturaleza. Tus ojos difundieron un rayo vivificador – Me desperté, la mazmorra ardía de luz. Mis cadenas cayeron, mi corazón estaba libre. Me levanté, salí y Te seguí”. No está nada mal como descripción de lo que significa pasar de vida a muerte, de oscuridad a luz, de perdición a conversión y salvación.

No he encontrado versión en español del himno, pero les dejo con tres versiones distintas que demuestran hasta qué punto la música cuando es buena sobrevive el paso del tiempo. La primera es una toma directa de un culto en la Wesley Chapel de Londres. Canta toda la congregación y deja de manifiesto el papel que la música congregacional ha tenido siempre en el protestantismo. Decía Igor Stravinsky que la música había tocado techo con el coral protestante del siglo XVI. Se esté o no de acuerdo con la afirmación del genial compositor, lo cierto es que constituye una de las cumbres de la Historia del arte y en una ocasión habitual como ésta se puede percibir.

La segunda grabación es de 2012 y también es un culto, pero los que intervienen - Samuel Wilson, Jenn Griffin y Bradley Knight, del Prestonwood Choir and Orchestra – han convertido la pieza en un solo extraordinario también en medio de un culto ordinario.

Finalmente, les ofrezco esta tercera versión modernizada que tiene su aquel.

Imagino que se habrán dado cuenta de que es uno de mis himnos preferidos. Hasta espero cantarlo este domingo en la iglesia. Deseo que lo disfruten, pero, por encima de todo, que si no han vivido nunca la experiencia espiritual relatada en el mismo, alguna vez la puedan disfrutar. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

Aquí está la grabación de la Wesley Chapel.

Esta es la grabación del Prestonwood Choir and Orchestra, un solo extraordinario también en medio de un culto ordinario.

Y ésta es la versión modernizada:

 

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