Sábado, 27 de Abril de 2024

Are You Washed in the Blood?

Sábado, 26 de Julio de 2014

Apocalipsis 1: 5 contiene una afirmación rotunda, la de que Jesús el mesías amó y lavó con su sangre a sus seguidores. Que una sustancia como la sangre pueda lavar resulta cuando menos peculiar aunque no si se conoce el Antiguo Testamento.

​La sangre de un cordero permitió que, en la primera Pascua, los israelitas no fueran tocados por el ángel de la muerte y salieran de Egipto. Con posterioridad, la Torah contendría numerosas disposiciones en que la sangre de un animal sin mancha serviría para la expiación de los pecados. Alguien totalmente inocente cargaba con el pecado y la falta del pueblo especialmente en celebraciones como Yom Kippur. Finalmente, profetas como Isaías señalaron el mesías-siervo que pondría su vida como expiación (Isaías 53: 10) ya que todos se habían descarriado (Isaías 53: 6). No sorprende que Jesús al proclamarse mesías asumiera ese punto de vista y afirmara que su sangre iba a ser derramada en rescate por muchos (Lucas 22: 20) ni que Pablo, siguiéndolo, enfatizara que ese sacrificio expiatorio es lo único que permite que alguien se vea justificado ante Dios por la fe y no por las obras de la ley (Romanos 3: 21-28). Tampoco sorprende que toda esta visión fuera extirpada del judaísmo tras la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d. de C., ya que era imposible de llevar a cabo en adelante, algo que los seguidores de Jesús interpretaron como una clara muestra de que ese sistema había concluido con la muerte del mesías en la cruz justo una generación antes. Menos sorprende todavía que una de las preguntas más importantes que se pueden formular a un ser humano sea la de si ha sido lavado de sus pecados con la sangre del mesías. Es precisamente la que repite, de manera alegre y jubilosa, este viejo himno góspel que, por cierto, entoné este domingo en la iglesia a la que asisto. ¿Estás lavado por la sangre del Cordero de Dios? ¿Se ha llevado tus pecados? ¿Podrás comparecer un día ante Él limpio no por tus méritos sino por su sacrificio expiatorio? Si has dejado que Jesús te lave con su sangre, si has aceptado por fe el sacrificio expiatorio realizado por el mesías, si te has acercado hasta su cruz para recibir su salvación… entonces tu y yo nos encontraremos al otro lado, por toda la eternidad, en su presencia.

He recogido dos versiones del himno. La primera es clásica y se debe a los Statler Brother que – tengo que decirlo – están verdaderamente sensacionales. La segunda es en español. Hay muchas en internet, pero no son todo lo buenas que yo desearía. Me he quedado con la de Rubén Darío porque, aunque la grabación es mala, recoge muy bien el estilo de esta canción extraordinaria. Espero que disfruten ambas y también que les hagan reflexionar. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

 

Aquí van, extraordinarios como siempre, The Statler Brothers

 

Y aquí, en español, pero conservando el ritmo original, Rubén Darío

 

 

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