Es más, me atrevería a decir que, por definición, resulta prudente desconfiar de aquellos que, al explicar un fenómeno espiritual, se enredan con términos que no entiende nadie, en sofismas filosóficos y en apelaciones a supuestas autoridades religiosas. Si además los teólogos más importantes de la citada confesión son abstrusos e incomprensibles… lo más seguro es que nos encontremos ante un abismo de tinieblas en lugar de ante un faro de luz.
La canción con la que deseo obsequiarles hoy es una buena muestra de la veracidad de mi tesis. Su contenido es hermoso, sencillo y, a la vez, muy trascendental. De hecho, en algunas iglesias evangélicas, es común que se cante en la escuela dominical de los niños – lo que no está mal – olvidando que es una canción también para adultos. Lo que afirma es simplísimo y, a la vez, esencial. Quien tiene a Jesús tiene paz, tiene alegría y tiene amor.
Es posible que para muchos semejante afirmación resulte pretenciosa. Acostumbrados a una práctica religiosa que no da ni paz, ni comunica alegría ni permite sentir el amor de Dios hasta es posible que consideren a los que eso afirman no sólo herejes sino además trastornados. Sin embargo, los que hemos pasado por esa experiencia y seguimos atravesándola de manera continua, resulta una realidad innegable y casi, casi tangible. La relación personal con Dios a través de Jesús proporciona una paz, un gozo y un amor que se escapan a los que sólo conocen la religión, pero que resulta innegable para los que lo han vivido y lo viven. Es así porque fue el propio Jesús el que lo prometió. Esa vivencia, sencilla e indescriptible a la vez, es la que yo deseo de todo corazón para los que visitan este muro.
Les dejo con dos versiones. La primera de los Heritage Singers está en inglés; la segunda, es una de las no pocas versiones en español. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí están los Heritage Singers
Y ésta es una versión en español.