El ser humano se limpiaba a través de las ceremonias y sólo entonces se acercaba al dios a la espera de su reacción positiva. Esa visión – insistamos en ello, netamente pagana – ha pasado a no pocas concepciones teológicas que se presentan como cristianas. Que se presentan como tales, pero que, en realidad, no lo son.
El mensaje de Jesús insiste en que todos somos pecadores y en que Dios nos llama a ir a Su lado no porque somos buenos sino porque no lo somos. Como señaló lúcida y sensatamente, son los enfermos los que necesitan médico y no los sanos (Mateo 9: 12). A decir verdad, todos estamos más que enfermos y necesitamos acudir a Dios, pero los enfermos de autojustificación no sólo no lo ven así sino que desprecian el ofrecimiento de gracia que Dios hace. Creen ser lo suficientemente buenos, lo bastante ajustados a ciertos ritos como para considerar que han ganado con sus obras algo que las obras jamás pueden dar.
Los relatos de Jesús dejan de manifiesto lo falso y dañino de esa posición. No es el fariseo que iba más allá en su conducta de las obras de la Torah el que fue justificado sino el pobre publicano que sabía que era un pecador y acudía confiado no en sus méritos sino en el amor de Dios (Lucas 18: 9 ss). A Dios nadie le puede ofrecer nada. De hecho, la salvación es un regalo gratuito e inmerecido como muestras las parábolas de Lucas 15. Como señala Pablo, somos salvados por la gracia de Dios a través de la fe y no por obras (Efesios 2: 8-9). Entrar en el Reino, en el banquete, en las bodas no es fruto de nuestros méritos sino del amor de Dios que se manifestó de manera suprema en la cruz.
Ese mismo concepto se expresa en esta canción. Dios recibe a la gente no sobre la base del sistema ritual, ceremonial, sacramental de una religión. Lo hace de manera gratuita, amorosa e inmerecida tal y como enseñó Jesús. Dios nos amó no porque fuéramos buenos sino a pesar de que no lo somos. Basta leer el capítulo quinto de la carta a los Romanos para verlo y, a la vez, para darse cuenta de la poca relación que tienen con el mensaje del Evangelio algunas concepciones teológicas que se presentan como cristianas.
Tal como soy, como somos, como son, Dios abre los brazos al hombre y lo hace hasta el extremo de que sus manos se vieran clavadas en una cruz. Ofrece perdón, amor y nueva vida. Querido amigo, querida amiga, si aún no has aceptado el llamamiento de Jesús para ser recibido por Dios, me atrevo a invitarte a que lo hagas hoy mismo. Te recibirá tal como eres.
Les dejo con varias versiones de esta hermosa canción. La primera es entonada de manera clásica por Alan Jackson; la segunda es otra magnífica del extraordinario programa de los Gaither; la tercera es instrumental y la última es en español. Disfrútenlas pensando en su mensaje. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Esta es la versión de Alan Jackson
Esta es la de los Gaither
Aquí va una hermosa y sencilla versión instrumental
Esta es una versión en español