No deja de ser peculiar la manera en que algunas personas contemplan su vida espiritual. Para muchos, la clave sería la práctica de ciertos ritos. En otros casos, lo esencial sería la pertenencia a un grupo religioso concreto, supuestamente, mejor que ninguno. No faltan tampoco los que ven la cima…
Nuestra vida – seamos conscientes o no de ello – discurre de acuerdo a la visión que tenemos. Esa visión puede ser, en ocasiones, sensata y madura, pero no es menos cierta que puede resultar también egoísta, fría, enloquecida o cruel.
El libro del Apocalipsis en su capítulo 4 permite atisbar lo que significa estar cerca del trono de Dios. En su último versículo, el 11, incluso señala que Dios es digno de recibir la honra, la gloria y la alabanza porque es el Creador.
Si hay algo de lo que no tengo la menor duda es de que Dios me ha salvado de infinidad de peligros a lo largo de mi vida. En algunos casos, lo supe desde el primer momento porque había orado por ello, porque el peligro era manifiesto y porque vi…
Debían ser los años ochenta y yo estaba en un lugar de la selva colombiana adonde me habían invitado a dar unas conferencias relacionadas con la Biblia. Al llegar a una iglesia, la congregación comenzó a entonar una canción cuyo autor yo conocía personalmente.
Se cuenta que, a media noche, un granjero y una maestra, una prostituta y un predicador iban en un autobús que se dirigía a México. Uno iba de vacaciones, la segunda en busca de una educación superior y los otros dos buscaban – aunque de maneras distintas - almas perdidas.