De Hispania a la segunda cautividad (III): las epístolas pastorales (I): I Timoteo
La comparación de la vida cristiana con un combate tiene sus precedentes en la Biblia. No hace falta decir que históricamente no han faltado las aplicaciones más aberrantes y realmente anticristianas de ese principio.
El Sermón del monte (VII): La Torah (IV): confianza en Dios y amor al prójimo
Tras mi exposición improvisada sobre las razones para ser cristiano, me vi sometido a una batería de preguntas de los presentes.
Alexandra David-Neel formó de aquel grupo de mujeres inquietas que, desilusionadas con la espiritualidad occidental, decidieron emprender el camino hacia Oriente en un intento de saciar su sed de trascendencia. Los resultados, como en todas las empresas, resultaron diversos.
Ayer les dejé la entrevista que Marcos Nehoda me practicó en su iglesia. Puedo asegurarles que yo estaba convencido de que “eso” era todo. Me equivocaba.
El paso reciente por Argentina me permitió no sólo reencontrarme con amigos sino también conocer a otros con los que se sólo había trabado relación a través de las redes.
Tras su paso por Hispania, un paso que debió ocuparle algunos meses del año 63, el apóstol se dirigió a Oriente. Los datos de que disponemos al respecto son escasos y fragmentarios y proceden, sobre todo, de los últimos escritos de Pablo, las denominadas epístolas pastorales.
Si preguntáramos a la gente que pasa por la calle cuál es su razón para vivir, sin duda, recogeríamos no pocos gestos de perplejidad. Es posible que muchos ni siquiera se lo hayan planteado nunca.