Las cartas de la cautividad (II): Filemón
Todos sabemos que, a lo largo de nuestra vida, se presentan momentos de dificultad. En ocasiones, esa dificultad puede llegar incluso a lo dramático. En momentos así, las respuestas son diversas. Hay quien decide apoyarse en otros seres humanos y en instituciones.
No deja de ser enormemente significativo que justo después de definir a sus discípulos con el término “felices” (o bienaventurados o dichosos) y explicar las razones de esa dicha, Jesús realizara una rotunda afirmación, la de que eran LA sal y LA luz del mundo.
Ver la realidad española a kilómetros de distancia tiene su aquel. Así, cuando contemplé videos de la “huelga feminista” con añosas señoras bailando como si fueran colegialas de la época en que ellas eran colegialas – o sea hace décadas - o con una anciana que decía con voz bronca: “¡A por ellos!” me pareció que todo se reducía a un un episodio ridículo y pintoresco.
Tendría unos trece años cuando vi la versión cinematográfica de la novela interpretada por Richard Burton.
Desde hace años se ha difundido machaconamente que la suerte de los vencidos en la guerra civil española se debió al abandono y la traición de las democracias. Semejante tesis, en ocasiones, se ha sostenido de manera pedestre y, en otras, más extensamente.
Me suelen preguntar con frecuencia por seminarios, cursos o conferencias futuras con la finalidad de poder asistir. Aprovecho, pues, para señalarles que la próxima tendrá lugar, Dios mediante, en México del 13 al 17 de marzo en la sede de JUCUM en Guadalajara.
EN ROMA (II): Las cartas de la cautividad (I): Colosenses
La verdad es que enciende uno la televisión o la radio y es para echarse a temblar. En España, los golpistas catalanes siguen impunes mientras Rajoy sigue aferrándose al poder para no comparecer ante un juez y acabar en prisión.