Se ha cumplido el primer año de la victoria electoral de Donald Trump y no da la sensación de que los medios estén especialmente entusiasmados con la conmemoración del aniversario.
El tema de la predestinación ha hecho correr ríos de tinta desde los inicios de la Historia del cristianismo. La idea aparece con profusión en el Nuevo Testamento – especialmente en los escritos paulinos y en el Evangelio de Juan – y, posteriormente, fue asumida tanto por Agustín de Hipona como por Tomás de Aquino.
En la última entrega me referí a algunas de las características de la revolución bolchevique, características que se exportaron en 1937 a España, después de 1946 a Europa oriental y Asia y tras 1958, a Hispanoamérica.
El estudio de la Revolución rusa ha sido objeto de mi estudio continuado desde hace más de cuarenta años. Me acerqué a ella en primer lugar no a través de los autores marxistas o de la militancia en la izquierda sino de la lectura de disidentes como Pasternak o Solzhenitsyn.
En los últimos tiempos, los nacionalistas catalanes andan empeñados en obligar al gobierno español a disculparse por la ejecución de Lluis Companys, presidente de la Generalidad.
En los últimos tiempos, una jovencita ha publicado un best seller en Italia hablando de la importancia de estudiar griego. Soy absolutamente sincero al decir que no me sorprende.