Era yo mucho más joven entonces. Quizá incluso un cuarto de siglo. Todavía era común escuchar la música en cassettes y yo entré en una tienda del sur de Estados Unidos buscando música góspel que no conociera.
En las entregas anteriores, aparecieron algunos temas de manera continua. Uno fue el final del sistema judío desde la monarquía hasta el templo pasando por la propia existencia del reino de Judá.
Regresar a Washington siempre resulta una ocasión dichosa. La capital de Estados Unidos constituye un cruce difícil de superar entre lo mejor de las urbes europeas y lo mejor de las norteamericanas.
Pablo Iglesias ha expresado en distintas ocasiones su más que cerrada y calurosa admiración por Javier Krahe. Antiguo amigo y compañero de Joaquín Sabina, Javier Krahe tenía quizá menos talento lírico, pero poseía un mordiente mucho más acusado en lo que a cuestiones sociales se refiere.
La figura de JFK será discutida durante décadas. Mítica para muchos, siniestra para otros, lo cierto es que JFK marcó una época. Idealizaciones aparte, JFK mostró una mirada dialogante hacia terrenos como los derechos civiles, la lucha contra la discriminación racial o la situación de los más desfavorecidos.
La última sección que vimos del profeta Ezequiel concluía con la reasunción de su compromiso de ser atalaya para su pueblo. Los capítulos que vienen a continuación (c. 34-48) comienzan con una afirmación terrible, la de la perversión pavorosa experimentada por los pastores de Judá.
Fue una semana tras la primera victoria electoral de ZP. Un amigo del PSOE me dijo angustiado: “Va a ser un desastre. Zapatero no tiene ni idea. Lo mejor habría sido un resultado cambiado. Que el PP hubiera ganado sin mayoría absoluta y pactara y que a nosotros nos hubiera dado tiempo a que este aprendiera algo…”.