Con el capítulo 40 de Isaías comienza una nueva sección del libro que algunos han denominado el libro del consuelo y que otros han preferido llamar el Evangelio de Isaías. Puestos a elegir yo lo denominaría el libro de los siervos de Dios.
Hace unos días, presenté en Miami el libro de un exiliado y asilado en Estados Unidos. Se trata de Carlos Sánchez Berzaín, una de las víctimas de la dictadura de Evo Morales. Verán que el tema tiene una enorme una actualidad... y cercanía. Disfrútenla. God bless ya!!! ¡Que Dios los bendiga!
Si alguien tiene la peregrina idea de visitar La Paz en Bolivia podrá contemplar un objeto harto revelador. Es un reloj que se encuentra en el edificio de la denominada Asamblea legislativa del Estado plurinacional. Señalará el amable lector que no termina de entender qué puede tener de particular un reloj, pero, ciertamente, se trata de un aparato nada común.
Muchos recordarán el inicio de aquel discurso de Cicerón en el que el ilustre orador pronunciaba su famoso Quosque tándem? (¿Hasta cuándo?) refiriéndose al abuso de paciencia que significaba para Roma la conducta indecente de Catilina.
Concluimos el primer capítulo de esta verdadera historia señalando cómo, tras muchos meses de gastar dinero nuestro amigo Cándido y de que RETAR se aprovechara de su talento y laboriosidad sin soltar un solo céntimo, pero embolsándose todo lo que circulaba en su cercanía, le hizo saber que contaba con una manera de compensar las elevadas pérdidas que sufría e incluso de financiar la siguiente temporada.
Jesús señaló que cuando alguien desee comunicarse con Dios no necesita elevar catedrales, ni construir templos aparatosos, ni pensar que lo hallará en encuadres especiales. Basta con entrar en el propio cuarto por modesto que sea y, cerrándolo, dirigirse a Dios en secreto en la certeza de que El escuchará todo (Mateo 6: 1-6). Tampoco se trata de repetir una y otra vez fórmulas que otros crearon sino de hablarle a Dios desde el fondo del corazón (Mateo 6: 7-8).
En los capítulos 24 a 27 de Isaías, se contiene lo que, convencionalmente, se denomina el Apocalipsis de Isaías. Dado que el lenguaje es relativamente oscuro, son legión los que han intentado situar en estos versículos un mapa de los últimos días. En mi opinión, semejante acercamiento no pasa de ser pura especulación. Sin embargo, creo que el texto adquiere una clara nitidez si se contempla como una reflexión expresada en un lenguaje profundamente poético sobre la realidad que se describirá unos capítulos más adelante. ¿Qué ve poéticamente el profeta?
Los oyentes habituales de La Voz saben que es raro, muy raro que anuncie con la antelación la entrevista de los viernes. Por regla general, se trata de encuentros con gente muy excepcional sean más o menos conocidos, sean más o menos populares. La actriz que sigue luchando contra viento y marea; el director que intenta sobrevivir frente al IVA canallesco con el que Montoro ha colocado contra las cuerdas una fuente de riqueza y cultura como el teatro; el humorista que habría recibido un óscar en Estados Unidos, pero que en España con comer tres veces al día ya puede dar las gracias, etc.
La anegación de la vida social por la política tiene, entre otras consecuencias pésimas, el deterioro del lenguaje. Ya una ministra de sobrecogedora memoria por lo que gastó de dinero público para lo que pudiera hacer de bueno, se descolgó un día hablando tan orgullosa de las “miembras”.