Hace quince siglos, el pueblo de Israel llegó a las puertas de la Tierra prometida. Debería haber dado gritos de júbilo, pero la Biblia dice que de los 12 espías enviados por Moisés a Canaán sólo dos creyeron que Dios les entregaría la tierra. Los otros diez sólo vieron dificultades insalvables y cuestionaron las promesas divinas. El resultado fue trágico. Israel no entró en aquella tierra hasta que todos sus miembros desaparecieron.
España ha dado una serie de héroes al acervo universal que han sido objeto de adaptaciones en otros países. Es el caso de don Juan y del Quijote, pero también lo es del Cid, el único que, por añadidura, es un personaje histórico.
Carlos Sánchez Berzaín es un político curtido. ministro en cinco ocasiones, congresista y pre-candidato presidencial, no ha abandonado el servicio político, una circunstancia que ha terminado provocando su asilo político en el extranjero. En la actualidad, desde el exilio, en su calidad de director del Interamerican Institute for Democracy, continúa a día de hoy su lucha en favor de la democracia para el pueblo de Bolivia.
Si hay algo que no se le puede negar al PSOE es el ingenio para los lemas políticos. Un “OTAN de entrada no” absorbió millares y millares de votos de los contrarios a la permanencia de España en la Alianza atlántica; un “Por el cambio” infundió ilusión a millones de votantes y un “Andalucía es nacionalidad” le permitió ganar un referéndum autonómico que erosionó a la UCD y que colocó a los socialistas en el machito andaluz hasta hoy. Se podrá alegar que los lemas o eran mentira o no decían nada. Cierto, pero funcionaron.
Las Tesis sobre las indulgencias redactadas por Lutero no eran ni un texto revolucionario, ni irrespetuoso. Por añadidura, daban por supuesta la existencia del purgatorio, un dogma definido a inicios del s. XIII, y no cuestionaban en nada la autoridad del papa.
La Torah entregada por Dios a Moisés incluía entre sus disposiciones el establecimiento de un año de jubileo. En el mismo, no sólo se producía el perdón de las deudas sino también la liberación. El impacto de la norma era tan obvio que no pocos reyes se negaron a respetar ese mandato de Dios y más de un profeta tuvo que enfrentarse con semejante desobediencia.
Su verdadero nombre era Abu ʿAmir Muhammad ben Abi ʿAmir al-Maʿafirí, aunque fue más conocido como Al-Mansur bi-llah – el victorioso por Allah – y, entre los cristianos, como Almanzor. Aunque procedía de una familia árabe yemení que había llegado a España en la época de la primera invasión islámica, Almanzor distó mucho de haber nacido en un contexto relevante.