El simple hecho de no ocuparme de La Voz durante estas semanas me ha regalado no menos de seis horas libres al día. Ya pueden imaginarse ustedes lo que ese espacio da para orar, leer, ver películas o meditar. No se trata sólo de que, entre otras cosas, haya releído todas las cartas de Pablo o las cuatro pasiones, repasado el cine de Tarkovsky y vuelto a Solzhenitsyn y Dostoyevsky. También he podido ver series enteras de televisión. En una de las que recaí fue en Curro Jiménez.
El invento de las autonomías estuvo mal planteado desde el principio. Surgió de un intento por no llegar a un estado federal que jamás hubiera contentado a los nacionalistas catalanes y vascos nada dispuesto a verse iguales a otras regiones españolas.
La batalla entre Donald Trump y los medios de comunicación alcanzó una cima – una más – cuando recientemente se publicó una declaración conjunta contra el actual presidente.
Hoy he decidido traerles un sencillo y dulce himno evangélico dedicado a Jesús. Muy popular a los setenta, cuando yo lo conocí, dicho sea de paso, en español existen varias versiones con letras no del todo coincidentes. No del todo coincidentes, pero sí bastante similares. La inmensa belleza que emana de Jesús no tiene nada que ver con esos rostros nórdicos que lo han encarnado en el cine y que han tenido como consecuencia que, cuando lo hizo un español, pareciera que en vez de ser Jesús, diera la sensación de capitanear bandidos.
Soy incapaz de recordar una época de mi vida en la que no fuera ya republicano. Nunca he dejado de serlo. Sin embargo, a pesar de mis convicciones nada ocultas siempre he tenido muy claro mi análisis sobre el sistema actual.
No me gusta ver las series esperando semana a semana. De hecho, prefiero tragármelas de un tirón y en estos días de asueto lo he hecho con varias producciones españolas y extranjeras. Me ha llamado especialmente la atención Fariña dedicada a relatar la historia del narcotráfico en Galicia durante los años ochenta y noventa.
Nunca dejó Franco disposición alguna para ser inhumado en el Valle de los caídos, ni siquiera en su testamento redactado en octubre de 1975. Sus restos deberían haber reposado, en teoría, en un modesto panteón situado en el cementerio de Mingorrubio en El Pardo.
Aunque todavía tardaremos un par de semanas, Dios mediante, en regresar con La Voz hoy vuelvo al blog. Ya habrán podido observar ustedes que la página web ha mejorado y mucho. Agradézcanselo a Isaac Jiménez que se ha esmerado extraordinariamente en el empeño. Para dar comienzo a esta temporada en lo escrito, he decidido subir varios materiales.