La enseñanza bíblica sobre la Segunda Venida de Cristo apenas tiene lugar en el seno de ciertas confesiones. Por un lado, están tan ocupadas en construirse un reino terrenal lo más rico y poderoso posible que la simple idea de que Jesús pueda regresar y acabar con semejante tinglado tiene que resultar escalofriante para sus dirigentes; por otro, implicaría ya ahora un cambio drástico de sus prioridades y actuaciones.
El Evangelio de Mateo, tras la confesión de Pedro, incluye la referencia de Jesús en el sentido de que levantará su iglesia sobre una piedra – literalmente, roca – y que dará a Pedro las llaves del reino de los cielos y que lo ate y desate en la tierra quedará atado y desatado en los cielos.
Parece que el gobierno de Sánchez ha dado con el instrumento legal para ocuparse del problema central de su mandato que no es la colosal deuda pública ni el desempleo que se disparará de nuevo tras el verano ni la inmigración descontrolada sino la exhumación de los restos de Franco.
El simple hecho de no ocuparme de La Voz durante estas semanas me ha regalado no menos de seis horas libres al día. Ya pueden imaginarse ustedes lo que ese espacio da para orar, leer, ver películas o meditar. No se trata sólo de que, entre otras cosas, haya releído todas las cartas de Pablo o las cuatro pasiones, repasado el cine de Tarkovsky y vuelto a Solzhenitsyn y Dostoyevsky. También he podido ver series enteras de televisión. En una de las que recaí fue en Curro Jiménez.
El invento de las autonomías estuvo mal planteado desde el principio. Surgió de un intento por no llegar a un estado federal que jamás hubiera contentado a los nacionalistas catalanes y vascos nada dispuesto a verse iguales a otras regiones españolas.
La batalla entre Donald Trump y los medios de comunicación alcanzó una cima – una más – cuando recientemente se publicó una declaración conjunta contra el actual presidente.
Hoy he decidido traerles un sencillo y dulce himno evangélico dedicado a Jesús. Muy popular a los setenta, cuando yo lo conocí, dicho sea de paso, en español existen varias versiones con letras no del todo coincidentes. No del todo coincidentes, pero sí bastante similares. La inmensa belleza que emana de Jesús no tiene nada que ver con esos rostros nórdicos que lo han encarnado en el cine y que han tenido como consecuencia que, cuando lo hizo un español, pareciera que en vez de ser Jesús, diera la sensación de capitanear bandidos.
Soy incapaz de recordar una época de mi vida en la que no fuera ya republicano. Nunca he dejado de serlo. Sin embargo, a pesar de mis convicciones nada ocultas siempre he tenido muy claro mi análisis sobre el sistema actual.