Estoy prácticamente seguro de que mi primer encuentro con David Copperfield de Charles Dickens tuvo lugar cuando no había cumplido todavía los diez años. Fue en la pantalla en blanco y negro de la única televisión que había en España.
Los centenarios rara vez nos comunican algo más que el paso del tiempo sobre una fecha que fue relevante. Existen, por supuesto, excepciones.
EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO (XXII): la carta a los Romanos, el Evangelio según Pablo (III): la nueva vida
Mi dos últimos días en Panamá estuvieron relacionados con el Centro familiar Vida nueva, la congregación que pastorean Teresa y José Pimentel. Aunque es una congregación de tamaño mediado el entusiasmo y la visión que tienen son de primerísima línea.
Hace unos meses recibí una llamada telefónica invitándome para visitar Panamá y dictar unas conferencias sobre la Reforma. La persona en cuestión estaba muy interesada por saber cuáles eran mis condiciones de viaje y, dado que se trataba de una instancia modesta y no lucrativa, se las di brevemente.
Pasear por el pasado de la TVE me provoca un sentimiento de nostalgia que, no pocas veces, me resulta doloroso. Uno de los programas que me araña más el alma es Estudio 1.
Decía Diógenes que “el fundamento de todo estado se encuentra en la educación de su juventud”. He recordado varias veces esta frase al reflexionar sobre Cataluña.
Desde hace unas semanas, asistimos al espectáculo reconfortante de manifestaciones patrióticas y cívicas en toda España. La razón de su éxito colosal es que… estamos hartos.