En la última entrega me referí a algunas de las características de la revolución bolchevique, características que se exportaron en 1937 a España, después de 1946 a Europa oriental y Asia y tras 1958, a Hispanoamérica.
El estudio de la Revolución rusa ha sido objeto de mi estudio continuado desde hace más de cuarenta años. Me acerqué a ella en primer lugar no a través de los autores marxistas o de la militancia en la izquierda sino de la lectura de disidentes como Pasternak o Solzhenitsyn.
En los últimos tiempos, los nacionalistas catalanes andan empeñados en obligar al gobierno español a disculparse por la ejecución de Lluis Companys, presidente de la Generalidad.
En los últimos tiempos, una jovencita ha publicado un best seller en Italia hablando de la importancia de estudiar griego. Soy absolutamente sincero al decir que no me sorprende.