Desconocemos lo que sucedió desde la noche del martes en que Jesús reprendió a Judas hasta el jueves en que comenzaron los preparativos de la Pascua. Lo más posible es que Jesús permaneciera prudentemente en Betania. No debió de estar especialmente comunicativo sobre sus propósitos más inmediatos porque la mañana del jueves los discípulos aún no sabían dónde deseaba comer la cena de Pascua y se vieron obligados a acercarse a él para preguntárselo (Lucas 22, 7; Mateo 26, 17; Marcos 14, 12).
Uno de los presidentes más relevantes de la Historia de Estados Unidos contaba el siguiente relato: un campesino se encontró con un lobo en el bosque y, para defenderse de él, lo agarró del rabo. Al instante, ambos comenzaron a moverse en círculo. En ese momento, apareció otro lugareño que, viendo la apurada situación, se apresuró a decir: “¡suéltalo!”. El campesino respondió: “es lo que quiero hacer, pero ¿tu crees que el lobo lo entenderá?”.
¿Hay salida? (XI): Paréntesis andaluz
Tras la segunda guerra mundial, la palabra democracia se consolidó de tal manera que todos los regímenes se la apropiaron apellidándola. Las dictaduras comunistas del Este de Europa se definían como democracias populares, y la franquista olvidó las referencias iniciales al estado totalitario con las que se llenó la boca durante la guerra civil para denominarse democracia orgánica. Había no poco de desvergüenza en ambos casos, pero también de tributo al triunfo de la democracia. Los dictadores tenían que ocultar su condición de tales, porque ser dictador es algo miserable y ruin.
Hace menos de un lustro, el presidente del Consejo europeo, Herman van Rompuy se manifestó favorable a la tasa Tobin, una invención de unos años antes debida al economista del mismo nombre que pretendía gravar fiscalmente las transacciones bancarias. Herman estaba convencido – o lo convencieron porque venía de una reunión del Grupo Bilderberg - pero su hermana Christine tenía una idea muy diferente y, de hecho, no tardó en subrayar que “cualquier nuevo impuesto afectará directamente a los pobres”.
Me llega la noticia de que una asociación de prensa ha decidido otorgar su galardón anual en periodismo económico al catedrático Roberto Centeno. No me cabe la menor duda de que pocas veces habrá estado más justificado un premio. Pero, al mismo tiempo, esa feliz situación me trae a la memoria multitud de reflexiones vinculadas con él.
Hace algunos años, el entonces director de la revista Muy interesante - ignoro si lo sigue siendo a día de hoy – me propuso escribir una serie sobre personajes históricos que cubriera una doble página en cada número de la publicación. Él escogía los personajes, yo redactaba la biografía. Acepté porque siempre me gusta abordar retos nuevos y la serie – la verdad sea dicha - fue un éxito.
¿Hay salida? (X): La libertad no es pecado