El viernes me cupo el inmenso honor de entrar en el Consejo consultivo del Instituto iberoamericano para la democracia. Era condición indispensable para poder disfrutar de ese privilegio inmerecido el pronunciar una lección magistral.
En los últimos días, algunos han manifestado su sorpresa y horror al saber que las huestes del estado islámico violan de manera sistemática a sus prisioneras. El horror es comprensible; la sorpresa sólo se entiende si desconocen de manera grave la vida de Mahoma.
Aún no han dado inicio las primarias presidenciales en Estados Unidos y parece existir la sensación de que los nominados serán, finalmente, Hillary Clinton por el partido demócrata y Jeb Bush, por el republicano.
Resulta en ocasiones sorprendente descubrir la impresión tan absolutamente errónea que tiene el gran público de determinadas obras literarias. Estoy convencido de que para la inmensa mayoría la historia de Aladino y su prodigiosa lámpara no pasa de ser un relato para niños destinado única y exclusivamente al consumo infantil.
La semana pasada, Pedro Tarquis me practicó una entrevista relacionada con el análisis que realizaba yo de las pasadas elecciones. Aquí se la dejo. Disfrútenla. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Reflexionando sobre los resultados electorales me viene a la mente sin cesar una vieja figurilla india. Se trata de los tres monos que, respectivamente, se tapan ojos, oídos y boca.
En una nación como Estados Unidos donde los grandes eventos deportivos son siempre antecedidos por la entonación del himno nacional episodios como el de una pitada contra el Jefe del Estado resultan simplemente inimaginables.
Lo ha contado el general Wesley Clark –e informamos de ello en La Voz hace ya tiempo - pero era un secreto a voces desde hacía tiempo. El Estado islámico es una creación de algunos aliados de Estados Unidos en la zona cuya finalidad era neutralizar a Hizballah.