El triunfo indiscutible en las recientes elecciones catalanas – de casi nada a segunda fuerza – y el espectáculo de un Podemos que se desinfla por días sumados al estancamiento de los dos principales partidos parecen confirmar la tesis de que Ciudadanos será el árbitro para la formación de gobierno tras las próximas elecciones. La cuestión, obviamente, es hacia donde inclinará el partido naranja en esa tesitura.
Esta semana, la previa a que La Voz regrese al completo, estoy en Washington. Dios mediante me quedaré toda la semana recogiendo material para un futuro libro que, previsiblemente, no se publicará en una España demasiado atenta a no molestar a los nacionalistas catalanes con aquellos que no se han inclinado dócilmente ante ellos.
En España existe la costumbre, no siempre inocente, de identificar al partido demócrata norteamericano con la izquierda y al republicano con la derecha. Semejante visión no se corresponde con la realidad. El partido republicano es un partido de derechas, pero también lo es el demócrata. Cualquiera que se haya molestado en ver el debate para la nominación del candidato demócrata lo ha podido comprobar con creces.
A lo largo de este siglo, hemos ido asistiendo a una nueva técnica del golpe de estado que ha dejado obsoleto todo lo que al respecto escribió Curzio Malaparte. Primero, en las denominadas revoluciones de colores en el este de Europa y luego, en las primaveras árabes, la metodología ha resultado siempre nítida y fácil de identificar.
Dios mediante y vaya como vaya el crowdfunding, el programa La Voz volverá a emitirse por completo el día 26 de octubre.
Aunque estas semanas están ustedes escuchando únicamente los editoriales de La Voz a partir del 26 de este mes, Dios mediante, el programa se emitirá completo.
Si Oseas, al que dedicamos la última entrega, fue un profeta extraordinario, no puede decirse menos de su contemporáneo Amós. Ortega y Gasset lo definió como el intelectual en estado puro, pero habría que decir más bien que era un genio de la oratoria y, por encima de todo, un hombre entregado a Dios.