Desde Felipe II no ha existido un español que haya provocado juicios más diversos que Francisco Franco. Si para unos fue el salvador de España de una revolución comunista, para otros, no pasó de ser un dictador que conculcó las libertades más elementales.
Hace unos días calificaba al Potala de Vaticano del lamaísmo.
Había yo hecho referencia a la universidad de Tsinghua – la primera de China y una de las primeras del mundo – y veo en la prensa – de allá, no de acá - que aparece la noticia, nada novedosa, de que no hay una sola universidad española entre las 150 primeras del mundo.
Hace poco más de una semana se anunció la clausura del Café Comercial, uno de los establecimientos emblemáticos de Madrid. Como siempre en estos casos, comenzó el coro de lloros y lamentos de ciudadanos que, al parecer, no entienden que suceda este tipo de acontecimientos.
Resulta curiosa la manera en que los medios de comunicación, comenzando con la literatura y siguiendo con el cine y la televisión, deforman nuestra visión de la realidad.
El 31 de julio, tuve el honor de introducir, presidir y moderar un coloquio destinado a estudiar las relaciones económicas de Cuba.
Y según lo programado aunque con tres horas de retraso llegué a Beijing. La ciudad me resultó todavía más fascinante que cuando la visité a primeros de años.
Hasta finales de mes, Dios mediante, estaré viajando por China y Tíbet. Por supuesto, ando a la recogida de datos para un nuevo libro y entre eso y el ajetreo del viaje andaré un poco limitado a la hora de colgar posts. De entrada, tendré que suprimir el estudio bíblico hasta la primera semana de septiembre.