Hace muy pocos días, iba acompañando a mi hija cuando en la radio del automóvil comenzó a sonar una canción de Tim McGraw titulada de My Next Thirty Years. Casi sin darme cuenta, me percaté de que, sobre poco más o menos, eso es lo que, razonablemente, me queda de vida en este mundo y, de repente, se me dibujo con claridad lo que pienso hacer con ella en ese tiempo.
Anda el mundillo político español revuelto en los últimos tiempos en relación con las propuestas y negaciones de un gobierno de coalición PP-PSOE. No se puede ocultar que para no pocos ciudadanos, semejante posibilidad resulta intolerable siquiera por que el diálogo no es una de las virtudes que adornan al noble pueblo español. Casi me parece escuchar a las masas imprecando: “¿Pactar con los fachas?, ¿Aliarse con los sociatas? ¡¡Jamás!! ¡Antes morir que pecar!”.
Aunque pueda sorprender a algunos lo cierto es que, desde hace años, el mundo de los sentimientos ejerce sobre mi una fuerza y un atractivo mucho mayores que las derivadas del intelecto. Por supuesto, sigo apreciando extraordinariamente la labor de aquellos destacan en disciplinas del espíritu como el arte o la ciencia, pero, si me viera colocado ante la obligación de elegir, cerca de mi prefiero tener a personas de buen corazón en lugar de a doctores en física nuclear o especialistas en lenguas clásicas. Un libro excelente puede suplir el conocimiento de los segundos, pero nunca la bondad de los primeros. Quizá es que ya voy para viejo, pero así contemplo la vida aunque – lo reconozco – en más de una ocasión haya pagado un precio alto por esa preferencia.
¿Hay salida? (XV): La secta II o el imperio del monopolio
Lo conozco hace años y hemos hablado en no pocas ocasiones. Sin embargo, ahora, al escucharlo, me quedo pasmado. La persona con la que comparto mesa acaba de revelarme que dirigió la campaña electoral de Suárez cuando el CDS sólo contaba con dos diputados. “No tenían un céntimo”, señala, “Fíjate que Rodríguez Sahagún vendía cuadros para costear la campaña”. “Eso es falta de medios”, reconozco.
Hace unos días participé en el programa de televisión Agenda Global para hablar de los derechos humanos en Venezuela y toda hispanoamérica. Aquí les dejo el vídeo:
Desde mediados de los noventa, he venido recibiendo textos inéditos y libros publicados procedentes de terceros. La intención de los remitentes es que los lea, que les de mi opinión e incluso que los ayude a publicarlos. En su inmensa mayoría, los manuscritos, a pesar del valor humano que pueden tener, no son buenos e incluso, literariamente, es común que dejen mucho que desear. Sin embargo, ocasionalmente, surge la excepción.
Fue en mis años mozos, pero lo recuerdo como si hubiera sucedido esta misma mañana. Uno de mis catedráticos de la facultad de derecho – que, por cierto, tenía fama de extravagante y se llamaba Rafael Gibert – comenzó a cantar en clase las virtudes del castigo físico. En un momento dado, insistió en que él mismo prefería que le dieran una serie de bastonazos a pasar tiempo en la cárcel. Finalmente, acabó sentenciando: “puesto a escoger entre una y otra cosa, deme usted un palo”.
El estreno de un documental sobre Himmler ha vuelto a poner de actualidad al Reichsführer de las SS. En no escasa medida, fue el epítome del nacional-socialismo, pero también una muestra de que éste no fue monolítico y en su seno incluyó tendencias diversas. Basta al respecto con compararlo con los otros dos grandes jerarcas: Hitler y Goebbels.