Me ha tomado mi tiempo – son 863 páginas con índices – pero, al fin y a la postre, me he leído La gran desmemoria, el libro de Pilar Urbano, que cubre el período de la Transición que llega hasta el 23-F. Debo señalar que la obra no es propiamente un texto de Historia.
¿Hay salida? (XII): El nepotismo, entre la familia y la 'famiglia'
Charlotte Elliott había quedado minusválida a edad temprana. Sin embargo, no se detuvo ahí el proceso de sufrimiento en su vida. A decir verdad, fue sólo el inicio. En 1834, con cuarenta y cinco años, la mala salud la tenía postrada y a ese dolor se unía el de pensar que su vida tenía poca utilidad a causa de sus limitaciones físicas.
Es sabido que una de las maneras más seguras de vencer al enemigo consiste en infiltrarlo. La red Lucy tenía infiltrado el Alto mando del III Reich y los planes bélicos apenas tardaban unos minutos en llegar a la mesa de Stalin. “Lobo”, un infiltrado policial en ETA, propició la detención de numerosos terroristas. Los ejemplos podrían multiplicarse.
A este lado del Atlántico, me llega un documental realizado por dos antiguos colaboradores de Es la noche de César – Rallo y Díaz Villanueva – en el que se describe el fenómeno de la bancarrota en que actualmente se encuentra España. Debo decir que el documental es altamente recomendable. Con una precisión rayana en el bisturí manejado por un experto cirujano, describe el proceso en virtud del cual España pasó de ser un ejemplo – como tantas veces – en el año 2000 a estar en quiebra en estos momentos.
El viernes de la semana anterior, todo parecía resuelto. De manera casi paranormal, las autoridades del Templo, el gobernador romano e incluso el tetrarca de Galilea se habían puesto de acuerdo. Un predicador procedente de Galilea que instaba a la gente a convertirse y a entrar en el Reino de Dios había sido crucificado gracias a la colaboración de todos.
El Canto del Siervo contenido en el libro del profeta Isaías hablaba de que el personaje en cuestión, “tras haber puesto su vida en expiación” vería luz (Isaías 53, 10-11), es decir, volvería a vivir. Se trataba de una gozosa y esperanzada conclusión para un relato de sufrimiento y agonía cuyo protagonista era un judío fiel al que buena parte de su pueblo, descarriado en sus pecados, no comprendía e incluso había considerado castigado por Dios cuando lo que hacía era morir expiatoriamente por sus pecados.
Jesús, el judío había salido en enero y a la altura del mes de abril iba ya por la quinta edición.