El tercer gran discurso de Jesús no sólo enfocaba el Reino bajo una luz muy distinta de las de otros judíos sino que además planteaba la necesidad de tomar una decisión.
¿Cómo sería el Reino de Dios? Semejante pregunta ha llevado a no pocas especulaciones a los judíos de todos los tiempos. Para algunos, no sería sino un remedo del actual estado de Israel aunque, eso sí, con Dios y mesías incluidos.
Una de las cuestiones más discutidas de la Historia es la razón por la que Jesús fue arrestado, condenado y entregado a Pilato por las autoridades del templo para que le diera muerte. Realmente, los motivos fueron varios.
A fin de cuentas, ante Jesús el mesías sólo caben dos opciones. La primera, por supuesto, es la de rechazarlo. No necesariamente tiene que tratarse de rehusar formalmente. Basta con cerrar los oídos, con mirar para otro lado, con no responder.
Hemos comentado en varias ocasiones, como el judío Mateo dispuso el material en su Evangelio en cinco grandes bloques que presentan un claro paralelo con los cinco libros de Moisés.
De manera bien comprensible, tras el Sermón del monte y la afirmación de que la gente se quedaba sorprendida por la autoridad de Jesús – no derivada de pertenecer a una escuela rabínica sino de si mismo (7: 28-29) – Mateo relata una serie de episodios que demuestran que esa…