El día 12 de julio de 2013, realicé mi último programa radiofónico en Es. Radio. El 13, yo me encontraba en Estados Unidos y mis antiguos compañeros intentaron arrebatarme mis páginas de Facebook no porque a ellos pudiera aprovecharles sino, sencillamente, para impedir mi contacto con la gente.
A mitad de camino entre el mundo clásico y el judío nos encontramos con la figura de Flavio Josefo. A él le debemos algunas de las primeras referencias históricas sobre Jesús. Contamos con un número considerable de datos acerca de Flavio Josefo dado que fue autor de una Autobiografía (Vida) en la que nos suministra cuantiosa informaciónacerca de si mismo.
En mi anterior entrega, señalé cómo, en nada escasa medida, Ucrania es una nación creada artificialmente gracias al descaro de los nacionalistas, a la debilidad de la Rusia de Yeltsin y a la incapacidad, no exenta de malicia, de Occidente para desarrollar una política adecuada.
Las fuentes históricas clásicas sobre Jesús
Hace unos años, me quedé gratamente sorprendido al ver una película española titulada La conjura del Escorial. Su director, Antonio del Real, articulaba de manera muy atractiva, una recuperación de un período apasionante de la historia nacional, un retrato fiel de la corte de Felipe II y un relato policíaco.
Hace muy pocos días, me ofrecieron ir en las listas de un partido político. Rechacé de plano el ofrecimiento y, unas pocas horas, después observé sorprendido cómo volvían a reiterarlo. De nuevo, rehusé aceptarlo.
Hace unos días, uno de los blogueros más avispados de España suplicaba que alguien le explicara lo que estaba pasando en Ucrania. No se lo puedo reprochar. Lo que aparece, por regla general, en los medios se reduce a discordias callejeras, la situación es compleja y da la sensación es que se trata de un lío más que nada tiene que ver con nuestros nada escasos problemas. Sin embargo, Ucrania, por chocante que pueda parecer, presenta no pocos motivos de reflexión para España.
Corría la tarde del 26 de enero de 1945, cuando las tropas soviéticas llegaron al campo de exterminio de Auchswitz. Aunque durante el año anterior habían liberado otros campos, lo que allí encontraron superaba con mucho lo visto.